Terremoto en Chile: Todo un drama
Por: Raúl Flores Castillo*, desde Santiago de Chile.
El terremoto en Chile cambió abruptamente la rutina veraniega del país. Una rutina que se debatía entre el espectáculo y banalidad de un Festival de la Canción en la ciudad costera de Viña del Mar y los debates en torno al traspaso del gobierno a la triunfadora alianza de derecha encabezada por Sebastián Piñera.
Las consecuencias de la catástrofe se hacen sentir: una cifra de victimas que bordearán las trescientas personas, y que pueden aumentar por la existencia de centenares de desaparecidos; miles de heridos; quinientas mil viviendas con severos daños al igual que muchos hospitales; carreteras destruidas; postergación del inicio del año escolar; temor y angustia extendida en la población.
La magnitud del sismo -que dejó sin energía eléctrica a gran parte del país y serias interrupciones del servicio de agua potable- trajo consigo enormes marejadas que arrasaron parte del territorio costero, con secuelas que aun están por determinarse. Los servicios de buses interurbanos se encuentran suspendidos, y la población busca abastecerse de alimentos básicos, ante la seguidilla de réplicas y temblores menores que aumentan la incertidumbre.
Las autoridades encabezadas por la presidenta, Michelle Bachelet se han desplazado a través de las principales zonas afectadas con la finalidad de evaluar las pérdidas humanas y los daños materiales.
Ha sido el terremoto de mayor magnitud en los últimos cincuenta años y sus secuelas acrecentarán las consecuencias sociales de una prolongada crisis económica que mantiene desempleados a casi 640 mil desempleados y enormes cifras de chilenos con trabajo precario e inestable. Agravada la situación, ante las perspectivas y medidas que anticipa la alianza gobernante, que asumirá en un par de semanas, en cuanto a incorporar una mayor flexibilidad laboral y a impulsar un drástico control del gasto público.
* Periodista y director de la revista Dilemas
Las consecuencias de la catástrofe se hacen sentir: una cifra de victimas que bordearán las trescientas personas, y que pueden aumentar por la existencia de centenares de desaparecidos; miles de heridos; quinientas mil viviendas con severos daños al igual que muchos hospitales; carreteras destruidas; postergación del inicio del año escolar; temor y angustia extendida en la población.
La magnitud del sismo -que dejó sin energía eléctrica a gran parte del país y serias interrupciones del servicio de agua potable- trajo consigo enormes marejadas que arrasaron parte del territorio costero, con secuelas que aun están por determinarse. Los servicios de buses interurbanos se encuentran suspendidos, y la población busca abastecerse de alimentos básicos, ante la seguidilla de réplicas y temblores menores que aumentan la incertidumbre.
Las autoridades encabezadas por la presidenta, Michelle Bachelet se han desplazado a través de las principales zonas afectadas con la finalidad de evaluar las pérdidas humanas y los daños materiales.
Ha sido el terremoto de mayor magnitud en los últimos cincuenta años y sus secuelas acrecentarán las consecuencias sociales de una prolongada crisis económica que mantiene desempleados a casi 640 mil desempleados y enormes cifras de chilenos con trabajo precario e inestable. Agravada la situación, ante las perspectivas y medidas que anticipa la alianza gobernante, que asumirá en un par de semanas, en cuanto a incorporar una mayor flexibilidad laboral y a impulsar un drástico control del gasto público.
* Periodista y director de la revista Dilemas
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