Senadora Carmen García: “He venido con tantos sueños, pero me siento desmotivada”
Cuando llegué a su
oficina, pude notar que detrás de su escritorio no estaba en la pared la imagen
de Evo Morales, sino el escudo de Bolivia. Este no es un dato menor. Es usual
ver la el retrato de Morales en los despachos regentados por masistas. No obstante, la senadora potosina Carmen García no se siente esté lejos del “proceso
de cambio”; al contrario, quizá sea –y esto el tiempo lo demostrará, o rebatirá-
la más autocrítica legisladora de las filas del oficialismo en el Senado. Aquí
la entrevista que le hice.
¿A qué se dedicaba antes de asumir el cargo de senadora?
Después de salir de
mi comunidad, me formé en el campo educativo, como profesora. Pero también
trabajaba junto a mi organización, la Federación Regional de Trabajadores
Campesinos del Sudeste Potosino, de la región Uyuni.
¿En qué materias se desempeñaba?
Inicialmente trabajé como docente de primaria.
Posteriormente cursé en la Universidad Mayor de San Simón para ser formadora de
docentes. Luego de egresar (2006) pasé a
trabajar en la Normal de Paracaya, de Cochabamba, donde me desempeñé en investigación y didáctica en lenguas originarias y segundas
lenguas.
¿Cómo decidió pasar de formar niños a formar docentes?
El interés era ampliar mis conocimientos porque en las
comunidades siempre estamos habituados a
la actividad agrícola y ganadera, y yo me dedicaba a tejer, a hilar. Y
me preguntaba por qué estar encerrados en este contexto, si por ahí ampliamos,
salimos y podríamos alcanzar mayor formación.
¿Daba clases y se
formaba?
Sí. Recuerdo que en los últimos años trabajaba en una
escuelita llamada Pajcha, que era la más lejana del distrito de la región de
Tomave (provincia Antonio Quijarro, Potosí). Tenía que caminar, además de pasar
montañas. Por ese entonces, tomaba otra licenciatura en educación intercultural
bilingüe en la ciudad de Potosí. Después de terminar de dar clases, a las
4:30, recorría a trote ocho horas de caminata. Llegaba a las nueve y esperaba la movilidad que pasaba por el
camino troncal entre las 10:00 y 10:30. El domingo en la tarde retornaba. La
movilidad me dejaba en el camino troncal. Avanzaba hasta cierta hora y me
quedaba a dormir en el cerro. Había estancias en las que muchas veces las
personas sólo dejaban su ganado. Me
quedaba ahí, junto al corral. Sentadita, amanecía durmiendo, con mis pies
debajo de la tierra, enterrados, porque me hacía frío. Al día siguiente, continuaba hasta llegar a la escuelita. Si me
pregunta por qué hacía ese sacrificio, era por ir a pasar clases, los sábados y
domingos.
¿Cómo aceptó
representar al MAS?
Siempre fui parte de instrumento y fui concejal del MAS en
el municipio de Tomave.
¿Tiene familia?
Estoy casada, tengo tres hijos, dos están en el colegio y
una en la universidad en Sucre.
¿ Cambió su vida familiar desde que es asambleísta?
Reconozco que un poco me descuidé, pero siempre tuve la
colaboración de mis padres. Mi mamá es la que cumple la labor de madre con mis
hijos, desde su nido de hogar. Me ha colaborado mucho.
¿Usted radica en La Paz?
Sí, tengo un cuartito, pero el alquiler es muy caro, 1.600
bolivianos.
¿De qué forma cambió
su economía, tiene más recursos?
Casi nada, porque cuando trabajaba en la Normal tenía para vivir regularmente. Ahora es lo mismo porque, por un lado tenemos que aportar a la nacional y dar pasajes a las delegaciones que vienen. Con el alquiler, los viajes que hacemos, debo costear gastos de mi equipo. Algunas veces quedo todavía con mínimo, ya estoy esperando el mes con deuda.
Casi nada, porque cuando trabajaba en la Normal tenía para vivir regularmente. Ahora es lo mismo porque, por un lado tenemos que aportar a la nacional y dar pasajes a las delegaciones que vienen. Con el alquiler, los viajes que hacemos, debo costear gastos de mi equipo. Algunas veces quedo todavía con mínimo, ya estoy esperando el mes con deuda.
¿Adónde aportan?
A la bancada nacional, descuento directo es de 500
bolivianos, de la organización, aparte también... no es que me queje de la
cuestión económica (…), pero con tanto sueño he venido aquí a trabajar, pero de
pronto me siento como desmotivada. Mi
expectativa era que aquí iba a tomar contacto con países como Ecuador, Perú y
organizaciones internacionales, y hacer de Bolivia un referente en el tema
educativo. Tenía la intención de contribuir, porque me formé en el campo
fundamentalmente del desarrollo de las lenguas, que están en peligro de
extinción, las didácticas. Pensaba si en la anterior gestión de Gobierno había
limitaciones, ahora tendríamos que mejorar y tendría que convertirse Bolivia en
un país referente. ¿Qué pasó entonces?
El 2010 solicité
informe al ministro de Educación, pero lo tomó como algo negativo. El
informe escrito que presentó tenía ciertos vacíos y por eso pedí un informe oral y le cayó muy mal. Incluso el
hermano Diego Pari, que era entonces viceministro de Educación, quiso
bloquearme por todo lado para que no venga el ministro a dar su informe.
Inclusive me convocaron a la silla de los acusados, “que por qué yo estaba
solicitando esa petición”. De ahí un
poco me sentía vulnerada de mi derecho de hacer ese trabajo técnico, como
presidenta de la comisión de educación.
¿Qué criticaría al
oficialismo?
Hay dos, tres personas (senadores) que dicen tener
suficiente formación y tenemos que cumplir la consigna de ellos. Son ellos los
que dicen en el momento de debate: “Tú vas a decir esto, tú vas a decir esto”.
Así se delegan. Tres veces he reclamado para que no se proceda así, porque los
indígenas también tenemos capacidad y podemos argumentar, pero los otros
hermanos líderes que han venido de las comunidades tienen miedo a decir.
Yo le dije a la hermana Gabriela (Montaño), en una reunión
de la bancada, que para las mujeres esto era un desafío, pero ahora es como una
decepción… Su instrucción era que nosotras debíamos pedirle permiso sobre qué tipo de
fiscalización (informe escrito u oral a una autoridad) íbamos a hacer, cuántas
preguntas va a ser. Ella tenía que revisar para que vaya adelante o se quede
archivado. Su argumento era que “para no desprestigiar esta actividad, último
se vuelve como una acción muy común,
pierde su relevancia”.
Me enojé, ¿dónde dice el reglamento eso? Eso es nuestro
trabajo y no nos pueden vulnerar así. Y
yo era quien más había solicitado
peticiones de informe, no porque yo sólo me imagine, sino que me llega de
las instancias sociales.
Siempre me ha gustado la transparencia. Recuerdo que la
segunda semana de asumir, la hermana Ana María (Romero de Campero) me dijo:
“Carmen, lo único es que no tenemos que dejar pasar la corrupción, cualquier
cosa que hubiera, hay que luchar”. Y cuando me llegan denuncias, me da tanta rabia. Aquí están
robando. Aunque como tractor hay que ir arando, ¿por qué vamos a permitir eso?
Pese a los obstáculos
¿seguirá fiscalizado?
Sí. Aunque me digan que soy de la oposición, yo tengo que
decir mis verdades. Únicamente quizás por ahí podemos algo tratar de corregir,
pienso que estamos en un error. Porque
yo soy la que más siento, porque los otros probablemente están vendados sus
ojos.
Origen: Nació en 16 de julio 1963 en la provincia Daniel
Campos de Potosí.
Formación: Es
profesora. Se especializó en la UMSS, en
didáctica de lenguas originarias.
Organización: Dirigente Federación Regional de Trabajadores
Campesinos del Sud este potosino
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