Humillación a periodista transmitida en VIVO y en DIRECTO
En su estadía en Bolivia, el pasado sábado 6 de diciembre Ingrid Betancourt, en el marco de su gira por siete países sudamericanos (Venezuela, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador y Perú), brindó una conferencia de prensa en la ciudad de La Paz después de la reunión que tuvo con el primer mandatario Evo Morales.
En ese contacto con los medios de comunicación, la ex rehén de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) habló entre otras cosas de su gira que la llevó a visitar a siete fejes de estado con la finalidad de conseguir apoyo para pedir la liberación de las personas que aún están en las manos de aquel grupo guerrillero.
Sin embargo, la rueda de prensa que brindó y que fue transmitida por varios medios televisivos como PAT y Red Uno, no se emitió por Televisión Boliviana (TVB), que en teoría pertenece a todos los bolivianos, y que en la práctica sólo hace uso de ella el Presidente de la República.
Ayer en la celebración del día mundial de la lucha contra la corrupción, Evo Morales hizo algo que no estaba previsto por quienes seguimos aquella transmisión. Humilló e increpó a un periodista del diario paceño La Prensa a causa de una nota periodística que el presidente consideró errónea; y lo hizo en VIVO y en DIRECTO a través de las ondas de la televisora estatal.
Esta actitud del primer mandatario es la primera de esa naturaleza. Aunque ya se conoce una serie de quejas y ataques a los medios de comunicación que el primer mandatario dio en varias oportunidades y que estuvieron en el marco del derecho que tiene y tenemos todos los bolivianos de expresarnos de manera libre.
Es de esperar que en el trabajo periodístico ocurra algún error que resulté publicado. Todos somos humanos y solemos cometerlos, es parte de nuestra naturaleza; incluso existe la posibilidad de que aquella información errónea sea publicada con otros fines; no obstante, existen los canales adecuados para pedir la rectificación de alguna información que se considera de esa naturaleza.
Lo más lógico es que la persona que se sienta agraviada por alguna nota periodística, tiene la posibilidad de enviar una carta al medio de comunicación, en cual puede pedir una aclaración o un desmentido sobre una nota que se publicó, y que faltara a la verdad.
El recurso que utilizó el presidente y que fue trasmitido por las ondas estatales, ha generado revuelo no sólo por parte de las organizaciones que agrupan a los periodistas, sino también en el ámbito político donde el huésped del palacio Quemado libra batallas políticas a diario, y que quizás más adelante ya no las libre tan gallardo.
Tal vez, en lugar de ser un argumento poderoso para desmentir una información y la oportunidad para cuestionar la calidad del trabajo de algunos medios de comunicación, la acción de Evo Morales sea el principio de una polémica que seguramente tendrá muchas repercusiones y que alcanzará (o ya alcanzó) ribetes políticos, y que terminará perjudicando al mismo presidente.
Ayer Evo Morales tuvo la oportunidad de salir airoso del escándalo que ha generado la denuncia contra el Ministro de la Presidencia Juan Ramón Quintana sobre el caso de los 33 camiones de contrabando, detenidos el 27 de julio en la localidad de Santa Rosa de Abuná, en el departamento de Pando.
El primer mandatario pudo ceder, y dar una muestra de grandeza, tuvo —y aún tiene— la posibilidad de ordenar que se inicie una investigación sobre este caso para que se conozca la verdad de los hechos. Sin embargo, no hizo aquello.
La iniciativa noble que llevó a viajar a Ingrid Betancourt por siete países de la región, en peso de moneda común, valió MÁS que cualquier entrega de tal o tal obra, de tal o cual desembolso de recursos, que casi siempre realiza el Presidente de todos los bolivianos y que casi siempre es transmitida por las ondas de la televisora estatal.
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