Eduardo Maldonado: “La conflictividad es inherente a una sociedad democrática”


Pablo Peralta / LFD

Eduardo Maldonado, senador de Potosí por el MAS, dice que la conflictividad es inherente a una sociedad democrática y compleja como la boliviana.

No obstante, ante el escenario de conflictos que se vive en el país, sostiene que lo que debe llamar la atención es cómo éstos son gestionados por el Gobierno.

Y es que, según su lectura, en el pasado reciente el Ejecutivo los encaró con un enfoque similar al que le caracterizó en su primera gestión, cuando la conflictividad era de tipo “conspirativa”.

¿Por qué el Gobierno no encara de forma efectiva los conflictos, da la impresión que a veces los reaviva?

- Hay una escalada de conflictos de distintos frentes . Por una parte, la IX marcha de la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia, el conflicto médico y también el conflicto salarial con la Central Obrera Boliviana. A éstos se suman otros de naturaleza más local, como el suscitado por el campo Margarita entre Chuquisaca y Tarija.

Ahora bien, todo este panorama no debería llamarnos la atención, ni suscitar preocupaciones. La conflictividad es consustancial a una sociedad democrática. Es inherente a una sociedad tan compleja y diversa como la boliviana.

Lo que sí debería preocuparnos es si existe o no la capacidad en los niveles operativos de Gobierno para una adecuada gestión del conflicto, porque cuando no existe esto, los conflictos suelen adquirir matices inusitados, e inclusive provocar desbordes violentos.

En el pasado reciente hubo varios escenarios de conflicto que lamentablemente demostraron que no hay capacidad de gestión en los niveles burocráticos de Gobierno.

- ¿A qué atribuye que el Gobierno en su primer mandato no atravesara por los problemas que ahora encara?

- En la primera gestión, la naturaleza de la conflictividad tenía sobre todo una vertiente sediciosa, conspirativa. Respondían a los intentos de la “media luna” de desconocer a la autoridad legítimamente constituida, a la Asamblea Constituyente y al texto constitucional, refrendado por el pueblo boliviano.

Pero desde 2010 a la fecha, la naturaleza de la conflictividad tuvo un viraje, pues es de carácter reivindicacionista, sea regional o sectorial.

Esto no nos debería extrañar porque a la luz de la nueva CPE, con un diseño de gestión territorial pluriautonómico, los conflictos deben tener esa vertiente: peticiones regionales, departamentales, locales, municipales y también sectoriales.

Lo que a mí me extraña es que por lo menos hasta los recientes conflictos la mirada de los niveles operativos de Gobierno no ha variado. Es decir, el enfoque que se asumió para resolver conflictos en el primero periodo, prevalece inclusive ante las primeras movilizaciones por el TIPNIS.

Quiero pensar y abrigar la esperanza de que con todas las lecciones y antecedentes la lógica con la cual se encare esta nueva oleada de conflictos sea diferente. Creo que la señal que dio el Gobierno en sentido de dejar sin efecto el contrato con OAS nos da para abrigar esa esperanza.

- Entonces, el Gobierno tiene el reto de leer esta otra naturaleza de conflictividad.

- Creo que el reto es para todos, tanto para hombres de Estado, como de la misma sociedad que está en este momento en el apronte de la conflictividad.

Por una parte, una buena lectura desde el Gobierno, y por otro lado la actitud, la predisposición de los sectores sociales de encontrar soluciones a sus demandas, antes que una agenda política. Cualquier perspectiva electoral está todavía lejos y deberíamos abocarnos a construir un nuevo Estado Plurinacional desde todos los frentes.

- ¿Se acepta este tipo de crítica al interior del MAS?

- Hay quienes tienen la predisposición de escuchar, así como hay otros a los que les cuestas ser receptivos a las críticas y sugerencias; hay tolerancias mayores y menores. Es parte de un proceso.  Creo que después de ese primer momento de la gobernabilidad en la gestión del presidente Morales, asediado por afanes conspirativos, es lógico pensar que se haya desarrollado una mayor susceptibilidad en todo lo que va en torno a conflictividad, pero creo que hemos ingresado a una nueva fase que requiere de tolerancia, mucha participación y compresión, y donde todos deberíamos poner nuestro granito de arena en la construcción del nuevo Estado.

- Usted es una persona crítica al interior del MAS, ¿por qué?

- Opté por asumir actitudes de crítica constructiva. No estoy de acuerdo con quienes creen que todo está bien en la gestión de Gobierno, creo que se puede y se debe mejorar.

Pero tampoco estoy de acuerdo, y tomo muchísima más distancia, con quienes creen que todo está mal, pues no se ponderan ni se reconocen los avances y las dinámicas sociales que son irreversibles en la construcción del nuevo Estado Plurinacional.

Si perdemos de vista la objetividad y dejamos que nuestros apasionamientos políticos, en el Gobierno o en la oposición, sean los que marquen nuestra compresión de la realidad, estaremos equivocados. Si procuramos una lectura adecuada que permita la crítica constructiva, nos vamos a hacer un favor todos.

¿Se debe reconducir el proceso como dicen los disidentes o profundizarlo, como sostiene el MAS?

Hay que profundizar el proceso de cambio y esto requiere del concurso de toda la sociedad. Si bien el MAS es una parte importante, todos, en mayor o menor medida, estamos convocados a contribuir al nuevo Estado.

¿El proceso existiría sin el MAS?

Para nada. El MAS es un actor protagónico. Está jugando un rol histórico, pero el proceso le pertenece a todo el pueblo boliviano.

Origen: Eduardo Maldonado nació en Potosí, el 16 de noviembre de 1968.
Profesión: Es economista y abogado, con una adscripción y “convicción” a la construcción del socialismo
Trayectoria: Fue representante de la Defensoría del Pueblo en Potosí entre los años 1998 y 2009.

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