Los pros y los contras: El paso del Dakar por Bolivia, el día después


Abecor
Desde el Ejecutivo se subraya que esta competencia genera réditos económicos al país y que posibilita la promoción de Bolivia ante el mundo; desde el lado de exautoridades y activistas se observan los supuestos daños medioambientales del trayecto y la contradicción en la que incurre el Gobierno respecto a los postulados del cuidado de la Madre Tierra.

Mientras en Perú y Chile desistieron de que el Dakar pase por sus territorios para poner atención a otros asuntos (atención de desastres) -y en Argentina emergió un movimiento en contra de esa competencia y sus secuelas- en Bolivia el Gobierno declaró que mientras se organice en Sudamérica la competencia siempre pasará por el país. ¿Nadamos a contracorriente?

Entre los "puntos positivos" en favor del Dakar -los que argumentó el Ejecutivo- están los ingresos de recursos por concepto del paso de la competencia y la promoción del país, dado que se considera que durante el recorrido hay una atención mundial hacia Bolivia porque es una suerte de "ventana al mundo".

Mientras que del lado crítico hacia el Dakar entre los "puntos negativos" -los que arguyen exautoridades y activistas- están los impactos medioambientales que, se argumenta, causa el trayecto; y la contradicción en la que incurre el Ejecutivo respecto a su discurso del cuidado de la Madre Tierra.

"Ahora, nos ruegan"

Antes de que esta competencia pase por Bolivia, el Gobierno negoció más de dos años con los organizadores. Aun cuando se consumó la inclusión del territorio nacional en el itinerario hubo voces que "confabularon" para que ello no se materializara, y hasta hubo amenazas internas de perjudicar el recorrido.

En mayo de 2013, el actor estadounidese Sean Penn demandó al Congreso de EEUU que ayude a convencer a los patrocinadores del Rally Dakar 2014 (el primero que atravesó por el país) de que cancelen su paso por Bolivia si el gobierno de Morales no liberaba al norteamericano Jacob Ostreicher, acusado de blanqueo de dinero. El pedido causó molestia en el Gobierno. Meses antes, Penn fue nombrado "embajador de las causas nobles de Bolivia ante el mundo", entre las que estuvo la causa marítima.

En el flanco interno, Conamaq amenazó con bloquear la ruta por dos cuestiones: por la controversia en torno a su sede; y en demanda que se les entregue un estudio de impacto ambiental del recorrido del Rally Dakar en la región de la TCO Tolapampa.

Quizá por eso la declaración que hizo Morales en noviembre de 2015, cuando presentó el Dakar 2016, tenía en su tono cierta jactancia. "El primer año costó mucho, no creían en Bolivia, viajes, invitaciones, debates, diálogos. Pero, perdonen que les diga una verdad, antes rogamos, ahora nos ruegan", afirmó el Jefe de Estado.

Dejarlo por otras prioridades

Esa competencia nació en 1979 en África y hasta 2007 se disputó en ese territorio; no obstante, se trasladó a Sudamérica, debido principalmente a los conflictos armados. Desde 2009 se corre en este lado del continente; no obstante, la versión de este año se corrió en Bolivia y Argentina, dado que Chile y Perú desistieron de participar.

¿Las razones? En el caso peruano, el Gobierno de ese país optó por dar más atención a los eventuales efectos que generará el paso de El Niño por ese territorio. "El anuncio de la participación de Perú en este evento (Dakar) se realizó cuando la predicción de dicho fenómeno no había alcanzado las condiciones actuales, tal como lo ha comunicado recientemente el Comité Multisectorial del Estudio Nacional del Fenómeno de El Niño", comunicó el Gobierno peruano en agosto de 2015.

En Chile, si bien había organismos críticos de ecologistas y de cuidado del patrimonio -como el Consejo de Monumentos Nacionales- que estaban en contra del paso de la competencia, lo que terminó inclinando la balanza fue el aluvión que afectó a la zona norte de Chile. La Moneda, informaron medios de prensa, decidió concentrar la mayor cantidad de recursos en la reconstrucción de pueblos y ciudades afectadas.

En el país, el panorama es distinto. El pasado domingo el presidente Morales declaró que el Dakar siempre pasará por Bolivia cuando se organice en Sudamérica. "Aunque por prensa me enteré que el próximo año sería África nos gustaría bastante ese hecho, pero si es por Sudamérica siempre pasará por Bolivia. Yo estoy convencido, yo dije que el Dakar hay que ampliar a otros departamentos".

Una "ventana al mundo"

Uno de los argumentos por los que se acogió a esta competencia fue por el turismo, puesto que se considera al Dakar como una "ventana al mundo". No obstante, si bien se sostiene que los recursos que invierte Bolivia son superados en gran magnitud por las ganancias (del primer Dakar se informó que superaron los 60 millones de dólares), hay quienes consideran que no habrá resultados en el largo plazo.

Uno de ellos es el operador en turismo Agustín Echalar, quien en su columna, escribió: "Esta ya es la tercera versión que pasa por Bolivia y aunque se manejan cifras fantásticas respecto a los réditos económicos que esa actividad pudiera tener, lo cierto es que aunque fuesen verdaderos, ese tipo de réditos no significan gran cosa a la larga".

Este especialista argumentó que en términos turísticos, los eventos, a menos que se repitan de una manera sostenida -por ejemplo una agenda cultural que haga que la gente vaya a una determinada ciudad en forma repetida a lo largo de un año- simplemente no ayudan a crear puestos de trabajo estables ni infraestructura.

"De la misma manera que el Carnaval de Oruro no puede producir una infraestructura hotelera para la ciudad de Pagador, el Dakar no puede hacer nada para las zonas por las que pasa, pisa y destruye", afirmó.

 ¿Una raya más al tigre?

El Gobierno ha desplegado toda una política en torno al cuidado de la Madre Tierra (leyes y actos internacionales como Tiquipaya I y II), que ha tenido más eco y fuerza en el exterior, consideran los especialistas. No obstante, la organización y el paso de esa competencia por territorio boliviano, según los consultados, muestra una tendencia que marca el accionar del Ejecutivo a nivel interno.

"Desgraciadamente el Rally Dakar no es una excepción. En general todo el discurso oficial de nuestra Constitución, de nuestro Gobierno y de nuestro presidente, que es el que ha impresionado más al mundo por sus declaraciones públicas sobre los derechos de la madre tierra, afirmando que son más importantes que los derechos humanos y demostrándolo… bueno, todo ese discurso, toda esa apariencia brillante que tiene nuestro país al respecto y se ha repetido en las dos cumbres de Tiquipaya, que se ha repetido en COP 21 de París no tienen ninguna relación con lo que de verdad ocurre aquí adentro", sostiene Rafael Puente, exviceministro de Régimen Interior.

Pablo Solón, exembajador de Bolivia ante la Organización de las Naciones Unidas, considera que el Dakar es un torneo "desfasado en el tiempo", porque es el símbolo de la era del petróleo, de la gasolina, por lo cual "tiene una huella de carbono tan grande".

"Lo que queremos ahora a nivel mundial es salir de la era de los combustibles fósiles para afrontar el cambio climático. Es un anacronismo total que el Gobierno boliviano esté apoyando una competencia que ensalza los combustibles fósiles", sostiene el especialista.

No sólo eso, también se anota que se trata de una competencia "elitista" y reproductora de la lógica colonial. Echalar escribió al respecto: "El que el Dakar, entretenimiento elitista, consumista y reproductor de la lógica colonial africana del siglo pasado por excelencia, fuera a pasar por las tierras consagradas a la Pachamama, por un Gobierno de izquierda, anticapitalista y antiimperialista podría parecer visto de lejos, como una total contradicción".

¿Por qué no una ruta Chaski?

Solón considera que en vez de apostar por este tipo de competencias para mostrar Bolivia, el Estado debería crear nuevos eventos que estén enmarcados en los valores de complementariedad, solidaridad y del vivir bien, postulados insertos en la nueva Constitución Política del Estado.

"El Dakar es una visión totalmente colonial y occidental. No tiene nada que ver con la realidad boliviana ni del vivir bien. El Gobierno muy bien podría desarrollar un evento, yo he dicho muchas veces se podría llamar el Chaski, y debería promover los valores de solidaridad, de complementariedad, de respeto con la naturaleza... No debería ser una competencia que ponga en riesgo la vida de seres humanos, de la naturaleza sino que más bien promueva el conocimiento, que promueva principios y valores", afirma Solón.

Este especialista cierra: "Si somos coherentes con nuestra visión de respeto a la Madre Tierra nunca deberíamos habernos involucrado en ello".

0 comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios