Celso Padilla: “El Pacto de Unidad feneció y el movimiento indígena se rearma”
Llega la hora de las evaluaciones y las proyecciones, después de que la marcha en defensa del TIPNIS consiguiera su cometido. Aunque, claro, el conflicto sigue vigente.
Para tal efecto, Celso Padilla, dirigente de la Asamblea del Pueblo Guaraní y uno de los protagonistas de la movilización, realiza una valoración sobre el factor indígena y su papel en el proceso que vive el país.
Al parecer, la marcha por el TIPNIS marca un antes y un después respecto al componente indígena al interior del Gobierno. ¿Cómo ve usted aquello?
Habría que separar lo que es la visión de los indígenas del Gobierno. El presidente Morales es de nacimiento campesino, pero a la vez tiene una ideología y una visión más occidental, que le ha hecho daño más que favorecerlo. El Gobierno nos enfrentó entre nosotros, queriendo hacernos creer que su determinación de construir la carretera era lo correcto. Por eso es que respondimos con la movilización, porque no podíamos ser cómplices de sus malas acciones. Y, ahora, ya queda chico decir que estamos orgullosos de tener un Presidente indígena, cuando en seis años de mandato demostró todo lo contrario. Incluso su actuar ha sido peor que el de los gobiernos neoliberales, que no fueron indígenas.
El Presidente se olvidó del primer compromiso que hizo ante todos los bolivianos, de buscar la unidad, ya que ha buscado dividir a la sociedad y alentar las rivalidades: los débiles versus los poderosos, los marginados contra los privilegiados'.
“Indígena originario campesino” es una categoría de unidad en la Constitución, ¿cómo queda ahora después del conflicto?
Durante los dos días de diálogo, el Presidente insistió en fortalecer y llamar a la unidad del Pacto de unidad. Sin embargo, hay Pacto de Unidad sólo cuando le conviene. Además, dentro de ese organismo no hay un trato igualitario ni atención a las demandas de forma equilibrada. El Presidente ha privilegiado a tres confederaciones: la CSUTCB, las Bartolinas y las comunidades interculturales. Eso se nota en sus discursos, cuando dice que son tres confederaciones las que lo sostienen y le dan fuerza.
A nosotros -como CIDOB y Conamaq- siempre nos han hecho a un lado y nos han tildado de oposición y traidores. Entonces, para qué hablar de un Pacto de unidad. En su momento se habló antes de que el presidente Morales sea electo, existió y funcionó. Los indígenas y campesinos hemos trabajado juntos, pero ahora ya estando en el poder los campesinos quieren imponerse sobre nosotros y en eso no estamos de acuerdo. Y ahora no existe un tal Pacto de Unidad.
¿Y ahora en qué situación diría que están los indígenas, sobre todo tras la marcha?
Todo aquello que comentaba generó una rearticulación del movimiento indígena de tierras bajas. Eso va a funcionar y ha funcionado. Ya tenemos pruebas de que este movimiento indígena ha logrado sus demandas, después de seis años de haber estado en silencio y adormecimiento. Y creo que esta rearticulación avanzará más allá buscando aliados naturales y estratégicos como Conamaq, con quien compartimos muchos aspectos; la Central Obrera Boliviana con la que también tenemos contacto y podemos consolidar los lazos; la CUB (Confederación Universitaria Boliviana), la Federación de Juntas Vecinales, entre otros.
¿Esta rearticulación indígena a qué apuntará?
A hacer respetar y defender los derechos que nos corresponden, buscar la unidad de todos los bolivianos, generar un debate entre todos los sectores existentes en Bolivia para poder reflexionar sobre la reconducción del Estado Plurinacional, además de promover la reflexión para construir una agenda nacional desde las bases, no solamente desde el Ejecutivo como se ha dicho.
Desde esa perspectiva, ¿su accionar será desde la protesta o crearán una agrupación ciudadana?
Primero, hemos sido claros con el presidente Morales de que la bancada indígena sí o sí debe independizarse del oficialismo, porque el Gobierno aplacó a nuestros representantes. Estamos decepcionados del Gobierno. Ése es un antecedente negativo de parte del Gobierno de querer someternos a un partido dominante, con el que de repente no compartimos visión ni ideología.
Todo esto nos está obligando a construir una nueva agrupación ciudadana que represente e integre a todos los bolivianos sin diferencias ni discriminaciones.
¿Qué expectativas tiene sobre las 16 demandas que lograron que sean atendidas, sobre todo porque el tema TIPNIS aún está causando roces con el MAS?
Los 16 puntos no son todas las demandas que resolverían nuestros problemas. Lo que hicimos fue unir todos los puntos de interés común (tierra, parque y autonomías). Ahora, no podemos decir que estamos satisfechos porque sólo se llegó a acuerdos. La interrogante está si el Gobierno cumplirá con los acuerdos, porque vemos que es muy cambiante. Recientemente el Presidente participó en una cumbre, en la que nos hizo ver a nosotros como que los malos de la historia, que buscaban desestabilizarlo, sin ver que este problema ha sido producto de la incapacidad del mismo Presidente de no atender nuestros problemas en su debido momento. El Gobierno trata de echarnos sus males y el problema no ha terminado. El que no vuelvan las movilizaciones dependerá de que el Ejecutivo cumpla los acuerdos firmados.
Versión Página Siete
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