Las ONG bajo presión: un antes y un después en el “proceso de cambio”
Abecor |
La puesta en vigencia de la Ley de Personerías Jurídicas, que
establece que las ONG que ejerzan actividades distintas a las que detallan sus
estatutos perderán su licencia de funcionamiento, abre un nuevo debate acerca
de la coyuntura política y las estrategias empleadas por el partido de Gobierno
para allanarse el camino.
Esta norma, promulgada en febrero, llega justo cuando las
organizaciones no gubernamentales enfrentan otra dura traba: la complicación de
los trámites para renovar su registro único, lo que en algunos casos les
impidió acceder a fondos.
¿Qué está pasando con las instituciones cuyo rol para la
implementación y desarrollo del “proceso de cambio” fue crucial y
determinante?
“En realidad yo creo que el Gobierno quiere hacer más rígida
la regulación sobre las ONG porque hay algunas que siguen trabajando en el
fortalecimiento de la sociedad civil y no se han adscrito acríticamente a la
política oficialista”, afirma Javier Gómez, director del Centro de Estudios para
el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA).
Lo curioso de todo esto, asegura el investigador Roberto
Laserna, es que gran parte del movimiento social que llevó a la presidencia a
Evo Morales “fue fortalecido con gente que trabajó en las ONG durante muchísimo
tiempo”.
Y así es. Unitas, CIPCA, CEJIS, el programa NINA, entre otras
ONG, han aportado al proceso actual en al menos tres ejes: respaldo
institucional, formación de cuadros técnicos y políticos, y dotación de ejes
programáticos.
Pero además -en relación al segundo eje- muchas autoridades
y funcionarios del Estado provienen de estas instancias. El canciller
David Choquehuanca y el ministro de Gobierno, Carlos Romero, por poner dos
ejemplos.
“Las ONG desde un principio han acompañado este proceso y
muchos de quienes están en el Gobierno han sido funcionarios de Unitas y de sus
asociadas CEJIS, CIPCA, CEDLA, ACLA y otras que han estado muy vinculadas al
proceso de transformación”, afirma Carlos Revilla, coordinador de la Unión Nacional de Instituciones para el Trabajo de Acción Social
(Unitas).
El ministro Romero reconoce el aporte de estas instituciones
y sostiene que en términos generales “merecen una consideración positiva”. Pero
identifica “dos debilidades” que, al parecer, prevalecieron a la hora de ejercer
presión mediante una ley: “que a veces corporativizan posicionamientos de
algunas organizaciones, y que en otros casos han suplantado a las estructuras
naturales de los movimientos sociales y han asumido como
voceras”.
ONG y política
¿Las ONG se metieron mucho en la política boliviana? “Sí,
porque nuestro rol es fundamentalmente político, y como parte de la sociedad
civil tenemos todo el derecho… El apoyo a Evo durante varios años por parte de
Unitas y otras ONG ha sido obviamente un apoyo político, y no hablo en términos
partidarios, sino en términos de apostar por una propuesta de transformación
del país”, afirma Revilla.
Todos los consultados coinciden en que el Estado tiene toda
la legitimidad de establecer normas que regulen a este sector. Pero aun así
desconfían de que esta facultad se ejerza con ecuanimidad.
Romero considera que el Estado debe tener una mirada
“proactiva” con relación a las ONG y pide lo mismo de éstas. “Las ONG no deben
asumir como parte de su tarea una acción confrontacionista con el Estado, y éste
no debe menoscabar su aporte”, sostiene.
En ese marco, la autoridad explica que estas entidades no han
tenido muchos mecanismos de control, lo que va en contrasentido de lo que es un
Estado moderno, que se basa “en el registro y control de todas las actividades
inherentes a su vida económica, social”, por lo que afirma que “la regulación es
legítima”.
Para evitar susceptibilidades, aclara que la regulación no
implica “una restricción al derecho constitucional de libre asociación, ni que
se van a amputar las iniciativas y proyecciones de las ONG”. Más bien, enfatiza,
se trata “de un conocimiento de las actividades de las ONG, el acceso a la
transparentación de los recursos económicos y de las fuentes de
financiación”.
Desde Unitas, que aglutina a varias ONG, advierten que, sin
necesidad de la ley, ya hay un sistema de control “bastante riguroso”, pues
presentan informes anuales con detalles respaldados de los gastos, fuentes
de inversión... y que no se oponen a presentar extractos de cuenta o
cualquier otro documento.
Nuevo rol
El investigador Henry Oporto considera que puesto que las ONG
están en el “punto de mira”, parece útil tratar de convertir esas amenazas en
“una circunstancia propicia para un debate esclarecedor” acerca de la
importancia de su rol en el país, las condiciones necesarias para una función
legítima de servicio público o de bien común, que se supone es su razón de
ser.
Al respecto, Laserna considera que las ONG “sí que tienen
que tener un rol que permita al individuo al ciudadano, a las organizaciones
sociales, producir servicios públicos, bienes públicos y aportar desde el mundo
privado hacia la mejora en las condiciones de vida, en las condiciones de
debate, de conocimiento, de información, de la población”. <>
>Leonardo Tamburini, Cejis
"Se brindó apoyo al proceso, no al MAS"
No hubo un apoyo al Movimiento Al Socialismo, el apoyo ha
sido desde hace más de 20 años a un proceso que pudiera cambiar y transformar
estructuras para que los derechos humanos y otro país sean posible.
Eso es más o menos lo que el CEJIS se planteó hace 20 años,
cuando asumió el acompañamiento a la lucha indígena por la desconcentración de
la tierra y la devolución de su territorio, a la transformación del Estado para
la posibilidad de la vigencia efectiva de los derechos humanos.
Creo que en ese contexto el acompañamiento fue de mucho más
antes a un proceso y un conjunto de organizaciones que lo asumieron e incluso la
propia institución se involucró en el mismo.
>Pamela Cartagena, Cipca
"Alinearse en temas, no en lo político"
Yo pienso que es parte del proceso de ir desarrollando
capacidades de poder inclusive criticar a las instituciones que te han
acompañado, y es válido.
Lo que no tiene que haber son medidas coercitivas del Estado.
Se está haciendo una Ley de Organizaciones no Gubernamentales, lo sabemos.
Se está procurando desde el Estado que participen las ONG a
través de sus redes. Esto nos parece óptimo, pero considero que es necesario que
se respete todo lo que salga en esos encuentros entre lo que es el Gobierno y
las ONG, en términos de que cada uno tiene su rol de aportar al
desarrollo.
Quieren un alineamiento hacia el plan nacional de desarrollo.
Perfecto. Hay que alinear pero en términos temáticos, no en términos políticos.
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