Bolivia ante el insalvable vínculo bilateral con el Gobierno de Piñera ¿Sólo queda esperar por Bachelet?
Si bien lo ocurrido tras la detención de tres soldados bolivianos en territorio chileno fue de por sí el incidente más grave en mucho tiempo entre Bolivia y Chile, fue a la vez el colofón casi natural de una cada vez más deteriorada relación llena de agravios públicos entre sus presidentes en cuanto foro internacional participaron.
A inicios de la semana pasada, el presidente Evo Morales le dijo a su par Sebastián Pinera que es un “mal vecino” y que si quería vengarse por la campaña internacional que su Gobierno emprendió por la reivindicación marítima, que “se vengue con Evo” y no con los uniformados.
La Cancillería chilena, como lo hizo antes varias veces el propio Piñera, salió a responder y luego Morales y otras autoridades volvieron a enriquecer el debate iniciado el 25 de enero, cuando los tres dragoneantes del Ejército Boliviano cruzaron la frontera internacional mientras perseguían a contrabandistas.
El caso de los soldados arribó al fin a un desenlace, cuando fueron liberados el pasado viernes, pero más allá de ello, dos ex cónsules de Bolivia en el país vecino consideran que no hay manera de recomponer las relaciones bilaterales en el corto plazo, y que sólo queda esperar al nuevo Gobierno chileno que asumirá en 2014.
“Se debe reconocer que el señor Piñera ya no es interlocutor. Estamos en un año de elecciones, ya ha demostrado fehacientemente hasta dónde quería y hasta dónde podía llegar y no se ha llegado a ninguna parte”, afirma el ex cónsul Roberto Finot.
Ramiro Prudencio Lizón, que ocupó el mismo cargo, sostiene que “habrá que esperar un cambio en La Moneda”, y que llegue un Presidente más abierto hacia la causa boliviana que, a todas luces, sería Michelle Bachelet.
Las elecciones presidenciales en Chile serán el 17 de noviembre, y es altamente probable que Bachelet sea reelecta. Una encuesta del Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea, difundida a fines de enero, le da ganadora por 56% de votos.
Si bien la ex mandataria aún no ha oficializado o desestimado su candidatura, goza de enorme apoyo no sólo en su partido, sino en diversas esferas sociales, y esta semana se conoció que dejará su cargo de directora de ONU Mujeres en marzo, justo el mes para el que había anunciado una decisión final sobre su postulación.
De no ser ella, el mejor escenario para los intereses bolivianos sería que gane algún otro político de la Concertación, una alianza de partidos de centro e izquierda.
Del otro lado, por ley, Piñera no puede optar por un segundo mandato consecutivo, por lo que las cartas
electorales del oficialismo de derecha son Laurence Golborne y Andrés Allamand, ambos ministros y seguidores de la línea conservadora del actual Mandatario.
Antecedentes y perspectivas
En 2006, Morales y Bachelet establecieron una agenda bilateral de 13 puntos que incluye la demanda marítima. Si bien al empezar su gestión la administración de Piñera la retomó, a fines de 2010 Chile congeló una cita en la que debía presentar propuestas “concretas, útiles y factibles” sobre el pedido boliviano; éste fue el comienzo del deterioro.
Aunque Prudencio cree que un eventual triunfo de Bachelet puede significar la reanudación de las “relaciones amistosas”, ¿cuánto podría afectar a futuro la agresiva política que el Gobierno boliviano emprende en estos días? ¿Podrá Bachelet hacer borrón y cuenta nueva y empezar las relaciones con buen pie, olvidando los ataques actuales?
“El malestar entre dos gobiernos también crea malestar entre los Estados, de eso no deben quedar dudas. Hay ahora un claro enfrentamiento entre Piñera y Morales, pero eso está afectando también las percepciones en las sociedades de ambos países”, explica el analista Alberto Zelada Castedo.
Una muestra de esto puede ser el evidente rechazo y encono que el público chileno mostró hacia el grupo musical que representó a Bolivia en el Festival Viña del Mar.
Sin embargo, César Navarro, viceministro de Coordinación con los Movimiento Sociales, sostiene que el clima actual de relacionamiento con Chile “es fundamentalmente por el posicionamiento del presidente Piñera, no es por la relación con el Estado y la sociedad chilena”, ya que por ejemplo “la relación comercial sigue normal”.
Zelada Castedo sostiene que “un simple cambio de Gobierno no recompone las cosas automáticamente, pero sí puede mejorar las condiciones para ver si se puede reconstruir lo que se ha destruido”.
En contacto con Ideas, Jorge Tarud, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados de Chile, sostuvo que el futuro Gobierno de su país propondrá a Bolivia diálogo, pero bajo la idea de que el 90% de la ciudadanía chilena no está a favor de “entregar territorio con soberanía”, elemento que “cualquier Gobierno, sea el actual o sea el futuro de Bachelet, va a tener que considerar”.
Más allá de estas eventualidades, Finot considera que Bolivia debe trabajar en función de marzo de 2014, cuando asuma el nuevo Presidente de Chile. Para ello sugiere que el Gobierno deje de introducir “más elementos de tensión en la relación bilateral”.
“Este trabajo -prosigue- debe consistir en tender puentes, fundamentalmente con los actores políticos que durante 20 años han manejado el Gobierno en Chile y que parece que podrían volver al Gobierno".
Ejes de fricción entre ambos países
Un día antes de que Sebastián Piñera asumiera la Presidencia en Chile (10 de marzo de 2010), jugó un partido de fútbol con el presidente de Bolivia, Evo Morales. Ambos estuvieron en el mismo equipo, contra un combinado de ex jugadores chilenos. Piñera vistió la camiseta 9 y Morales la 10. Ganaron 2 a 0.La camiseta del equipo de los presidentes tenía en el pecho estampadas las banderas de Bolivia y Chile. Piñera lo llamó “el partido de la hermandad” y Morales le regaló la polera de la Selección boliviana.
Así comenzaba una relación que por el gesto no daba lugar a malos augurios en el relacionamiento bilateral.
Durante los años anteriores, el presidente Morales había logrado desarrollar lazos de confianza con la presidenta Michelle Bachelet. En las las gestiones de Morales y Bachelet se estableció la agenda de 13 puntos, que además de tratar el tema mar, también incluye las temáticas de integración fronteriza, libre tránsito, Silala, entre otros.
Todo estuvo bien hasta noviembre de 2010, cuando Chile congeló una reunión en la que debía presentar propuestas “concretas, útiles y factibles” sobre el tema mar, y si bien en enero de 2011 el tratamiento de la agenda se elevó al rango de los cancilleres, la propuesta esperada por Bolivia nunca llegó.
En ese contexto, el presidente Morales anunció el 23 de marzo de 2011 que Bolivia acudiría a tribunales internacionales para zanjar la demanda marítima, lo que generó que el Gobierno de Chile le instara, en respuesta, a escoger entre la demanda o el diálogo.
Así comenzó el deterioro de las relaciones de ambos países. Pero aparte del tema del mar, otros cuatro asuntos que generaron fricciones. La detención en Panamá del ex director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico René Sanabria con colaboración chilena (febrero de 2011); el apresamiento de 14 militares bolivianos en una localidad fronteriza en Chile (junio de 2011); además del uso de parte de las aguas del Silala en un proyecto de un criadero de truchas, impulsado por la Gobernación de Potosí (octubre de 2012), y la reciente detención de los tres soldados el 25 de enero.
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