La agenda de 13 puntos, de Algarve a La Paz y Santiago: apuntes sobre un proceso ¿ya abandonado?
Evo y Piñera en la cumbre de la Celac, a fines de enero de este año. Imagen: ED. |
El advenimiento del nuevo milenio impulsó a
la Cancillería boliviana plantear a Chile una agenda que expresara el cambio de
siglo. Así el 22 de febrero del año 2000, los dos estados establecieron una agenda “sin exclusiones” en Algarve,
Portugal.
“La lógica presentada por Bolivia se basaba
en el hecho de que al ingresar el siglo XXI había que abandonar los criterios
que habían guiado las agendas concebidas a partir del Siglo XIX y que no habían
permitido una apertura, una vecindad constructiva y cooperativa entre Bolivia y
Chile”, explica Javier Murillo, quien entonces se desempeñaba como Canciller.
Esta agenda fue seguida por varios
gobiernos bolivianos y “nunca se interrumpió” su tratamiento, ni aun cuando se
vivió un momento de tensión entre los ex presidente Carlos Mesa y Ricardo
Lagos, afirmó el primero en una entrevista que mantuvo con Página Siete en
2012.
El diplomático Gustavo Aliaga asegura que
la gestión realizada en Algarve permitió al Gobierno de Evo Morales gestionar con “inteligencia”
la agenda de 13 puntos. Mientras que el ex canciller, Armando Loayza, afirma
que “la virtud” del Ejecutivo fue “compactar la agenda y definirla con Chile”.
¿Pero cómo se gestó la agenda? El acercamiento
entre Bolivia y Chile durante el “proceso de cambio” se originó el 22 de enero
de 2006, en la visita que hizo el entonces presidente Ricardo Lagos a Morales,
horas antes de éste asumiera la banda presidencial.
Lagos y Morales en 2006. Imagen DW. |
“Es un día extraordinario. Me encuentro hoy
con un líder con el cual queremos tener las mejores relaciones”, expresó
entonces Lagos en La Paz. Morales, por su parte, sostuvo que la visita del
mandatario chileno generaba mayor confianza entre ambos países, según reflejó
la prensa.
Ya posesionado, el mandatario boliviano
viajó a la asunción Michelle Bachelet –sucesora de Lagos- el 11 de marzo de ese
año, y dos meses después en el marco de la IV Cumbre de la Unión Europea,
América Latina y el Caribe ambas autoridades decidieron abordar una agenda sin
exclusiones, que se plasmó el 18 de julio en la Cancillería de La Paz.
Como primer elemento de la agenda se
estableció desarrollar una “confianza mutua” entre Bolivia y Chile. La
reivindicación marítima ocupó el sexto punto y el sétimo, la controversia de
las aguas del Silala.
Aliaga considera que poner en primer lugar
la “confianza mutua” constituyó que se iba a tratar un aspecto nodal que no se
había trabajado antes en esas dimensiones. No obstante, considera que fue un
temario “muy ambicioso” que debió dividirse en al menos tres partes: lo
primordial, lo inmediato, y lo que podía quedar en la agenda, para evitar lo
que finalmente ocurrió: “que toda la agenda pivotee sobre la solución
marítima”, y al no encontrarla quede en punto cero.
Bachelet y Morales. Imagen TL. |
El ex canciller Murillo sostiene que “lo
malo” de la agenda fue que tema marítimo a estuvo relegado al sexto lugar,
cuando debió ser el primero. De esa forma, se “le estaba restando importancia
al tema central de la política exterior boliviana, al colocarlo en el
mismo nivel de jerarquía que otros
problemas bilaterales, que si bien son importantes, no se equiparan en su
trascendencia históricas al tema mar".
Pero ¿logró su cometido la agenda? Los
avances del tema marítimo se mantuvieron en reserva, dado que desde instancias
oficiales se anunció que no se negociaría a través de los medios. En cambio en
el caso de las aguas del Silala se arribó a un preacuerdo en 2009, por el cual
Chile se comprometía a pagar el 50% del uso del recurso hídrico, además que se
estableció un estudio que debía definir
si la totalidad de las aguas eran bolivianas o sólo la mitad. La renuencia del
Comité Cívico de Potosí a firmar un acuerdo de esa naturaleza, impidió
concretizarlo.
Terminado el mandato de Bachelet y contra
el escepticismo que mostraron algunas autoridades bolivianas, el gobierno de derecha de
Sebastián Piñera retomó el tratamiento de la agenda de 13 puntos y en julio de
2010 ambos países acordaron que en siguientes reuniones debían alcanzarse
“soluciones concretas, factibles y útiles” en torno al tema mar.
Morales y Piñera. |
No obstante, Chile no convocó al encuentro
siguiente y tampoco estableció una fecha alternativa para su realización. Esa
decisión significó para Bolivia “una negativa” del gobierno de Chile a
“presentar o considerar propuestas” en torno al tema marítimo, informó el
canciller David Choquehuanca a la 41 asamblea general de la OEA.
En ese contexto, el 23 de marzo de 2011, el
presidente Morales anunció que Bolivia acudiría a tribunales internacionales
para resolver el asunto. Para Aliaga, esta determinación dejó en claro que la
confianza mutua quedaba “totalmente
destruida”. El ex canciller Loayza además anota que la
detención de los tres conscriptos en Chile fue “el último incidente que afectó
gravemente las relaciones boliviano chilenas”.
¿Cuál es el balance final? “El Gobierno
hizo algo que no hicieron otros gobierno, hay que reconocer. Tuvo una relación
importante bilateral con Chile en el inicio de la gestión, pero se confió y así
pasó casi cinco años y fracción, hasta que el 23 de marzo se dio la ruptura.
Básicamente hemos vuelto a foja cero, a un diálogo de sordos”, afirma Aliaga.
Los temas de la agenda
1.- Desarrollo de la confianza mutua
2.- Integración Fronteriza
3.- Libre tránsito
4.- Integración física
5.- Complementación Económica
6.- Tema marítimo
7.- Silala y recursos hídricos
8.- Instrumentos de lucha contra la pobreza
9.- Seguridad y defensa
10.- Cooperación para el control de
tráfico
de drogas y precursores
11.- Educación ciencia y tecnología
12.- Culturas
13.- Otros temas
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