La Iglesia Católica ante el reto del cambio y la apertura: Los pedidos de los bolivianos al papa Francisco
El martes, 12 de marzo, a pocas horas de ingresar al
conclave en el que un día después se eligió al papa, el cardenal boliviano
Julio Terrazas envió -a través de un video y desde el Vaticano- un mensaje que ayuda a comprender lo que entonces estaba
en juego para los intereses de la Iglesia Católica.
Abecor |
Precisamente sobre el
nuevo perfil que debería buscar la Iglesia se pronunciaron los bolivianos a
través de una encuesta realizada por Ipsos para Página Siete y en la que la
mayoría cree que los cambios más
urgentes son flexibilizar las normas en cuanto al celibato de los
curas y la aceptación de mujeres
sacerdotes.
Apegado a la tradición católica con relación a estos temas,
Hugo Trujillo, canciller del arzobispado de La Paz, señala que estos desafíos
deben ser encarados pero desde el evangelio y la ortodoxia de la propia
Iglesia.
Como él, otros religiosos y analistas reflexionan sobre qué cambios debería
propiciar Francisco, el primer Papa
latinoamericano (ver notas de apoyo).
Datos e
interpretaciones
Fuente: Ipsos/Página Siete |
En nivel descendente,
17% de los encuestados -que podían
elegir más de una opción- quiere apertura para matrimonios homosexuales, y 11% para
el aborto (ver infografía).
Las personas de 35 a 54 años son las que más apoyan la
apertura sobre el celibato, el
divorcio y el sacerdocio de mujeres.
Mientras que los mayores de 55 años son los más renuentes.
¿Hay posibilidad de cambio y flexibilización? Gabriel
Chávez, escritor, periodista y católico
practicante, opina que hay temas que
hacen a la doctrina de la Iglesia y, por lo tanto, no se modificarán, como la posición sobre el aborto; pero hay otros
que son de “carácter disciplinario y no esenciales” que sí pueden tener cierta
apertura.
No obstante, considera que si hay cambios, éstos serán “matices” o gestos pequeños, como dar a la
mujer mayor espacio en cargos que antes no ocupaban. Chávez es claro en cuanto
a las “falsas expectativas” que se crean en torno a algunos temas y sostiene
que no habrá una “revolución” en la
Iglesia.
El padre Trujillo afirma
que en al menos cuatro de los asuntos mencionados en la encuesta no habrá
cambios trascendentales, dado que son
“puntales” de la Iglesia Católica: celibato, uniones homosexuales, divorcio y
aborto, aunque sobre este último aclara
que sí se permite cuando
está en peligro la vida de la mujer o si
fue víctima de violación.
Sobre la “ordenación
de las mujeres” sostiene que en
el evangelio no se encuentran bases teológicas, aunque “tal vez haya un
momento en que la misma Iglesia lo proponga”, lo que aún ve muy lejano.
En 1962, Juan XXIII, que estaba llamado a ser un “papa de
transición” debido a su avanzada edad, convocó al Concilio Vaticano II, que
“revolucionó” a la Iglesia. El Pontífice falleció sin ver realizado su
objetivo, pero ya había abierto las puertas.
Xavier Albó, antropólogo y sacerdote jesuita, considera que una eventual apertura sobre
estos tópicos dependerá también de la actitud del nuevo Papa. “Si prevalece la
línea conservadora estaremos igual”, comenta.
Aparte de estos temas, el nuevo Pontífice debe afrontar el
desafío de limpiar la imagen de la Iglesia, perjudicada por numerosos casos de
abusos sexuales que involucran a sacerdotes,
y escándalos por el manejo del poder en la alta jerarquía del
Vaticano.
El argentino Jorge Bergoglio, Francisco, no se pinta como un
“papa revolucionario”, más bien se lo
considera como “un conservador
moderado”, pero hay algunos indicios que
dejan abierta la posibilidad de algunos cambios:
Es miembro de la congregación jesuita, la orden católica más progresista, y el
nombre que escogió remite a San Francisco de Asís, el santo italiano que se propuso un trabajo de reconstrucción
de la Iglesia Católica a partir del precepto de que ésta camine de la mano de
los pobres.
Transparencia en el
Vaticano, ¿un desafío imposible?
Abecor |
“En cuanto a lo que se espera del nuevo Papa, más que mayor flexibilidad en
algunos temas (celibato, matrimonio gay
o mujeres curas) yo esperaría más bien
mayor inflexibilidad en otros temas”.
Así resume el escritor y analista Gabriel Chávez lo que en
su criterio debería ser la prioridad del papa Francisco camino a afrontar los problemas centrales del
Vaticano.
El también periodista estima que, dada la coyuntura que
propició la renuncia de Benedicto XVI -sospechas de corrupción, de
encubrimiento a curas pedófilos, etcétera-, habrá mayor rigor en la
“transparencia” como un elemento clave para clarificar las finanzas de
la Santa Sede y de la institución en
general, sin que ello signifique perder
identidad ni el misterio de lo sagrado, “porque lo sagrado ha de tener un nivel
de misterio, que no es lo mismo que secreto u ocultamiento”.
Por lo mismo -sostiene- “es de esperar mayor rigidez en el
castigo de temas tan delicados y que hicieron daño a la reputación de la
institución, como la pederastia”.
Durante el pontificado de Benedicto XVI varios escándalos
minaron la imagen de la Iglesia. Además
de los abusos sexuales de decenas de curas en varios países, destaca el caso de
filtración de documentos privados de
Ratzinger en los que se evidenciaron manejos no del todo probos por
parte de la curia romana.
En coincidencia con Chávez,
el analista Carlos Cordero considera
que el desafío que tiene la Iglesia Católica con el nuevo Papa no tiene que ver con el
matrimonio gay o el sacerdocio femenino…, sino con afrontar los problemas administrativos.
“Se pierde de
perspectiva que el Vaticano es un Estado que tiene el mismo estatus que otros.
Hay evidentes fallas de administración y otras de las que no se habla o se lo
hace poco”, señala.
El sacerdote jesuita Xabier Albó afirma que “a la Iglesia le
urge tener transparencia y dejarse llevar por el espíritu santo para
purificarse”, además de mejorar todo lo
que es “el gobierno cumbre de la Iglesia”. Para ello ve imprescindible que se
propicie una reforma en la curia.
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