¿Retirarse de la CIDH? Argumentos e ideas para no renunciar a esta instancia
Abecor |
Tras afirmar que este organismo de la OEA es “un instrumento” de
Estados Unidos para presionar a gobiernos progresistas y antiimperialistas, el
Mandatario aclaró que aún no hay una decisión tomada.
“La CIDH ha estado monitoreando el estado de los derechos humanos en
todo el sistema (miembros de la OEA), con excepción de los EEUU; ésta es una
vieja obsesión de varios países latinoamericanos y es la preocupación principal
del presidente Morales”, explica al respecto Reynaldo Cuadros, ex embajador
boliviano ante la OEA.
El diplomático confirma que desde Bolivia se ha “recurrido varias veces
y por diferentes temáticas” a esta instancia, por lo que cree que “una medida
de ese calibre (la salida) debe ser muy cuidadosamente estudiada”.
En ello coinciden otros analistas, autoridades y ex autoridades que,
aunque en la mayoría de los casos aceptan que el rol de la CIDH no es todo lo
ecuánime que debería, afirman que sería un despropósito obviarla y más bien
apuntan a gestionar su reforma.
Pero ¿cuál la importancia de estar o no en este organismo? ¿Cuánto
incidiría una u otra circunstancia? La decisión del Gobierno pone mucho en
juego. La CIDH es uno de los principales órganos de la OEA, dado que su función
es velar porque los estados cumplan con las normas sobre derechos humanos,
mediante la defensa ciudadana y el impulso de medidas favorables.
La comisión forma parte del Sistema Interamericano de Derechos Humanos
(SIDH) y se interrelaciona directamente con la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, el ente facultado para juzgar y sancionar.
Razones
Abecor |
El vicecanciller Juan Carlos Alurralde admite que “debido a la
importancia de una decisión de esta naturaleza se está analizando al detalle
toda la situación por la que atraviesa el sistema”.
La autoridad menciona seis aspectos que, en criterio del Ejecutivo,
ameritarían el retiro de la CIDH: que EEUU y Canadá no ratificaron la
Convención pero tienen voz y voto; que una de las sedes está en EEUU; que los
dos países mencionados financian -junto a otros de Europa- en más de un 95% el
funcionamiento del sistema; que hay inequidad y manipulación en las relatorías;
que la comisión tiene disposiciones discrecionales y sesgadas, y que la mayoría
de las representaciones son de EEUU.
No obstante, Alurralde aclara que “el Gobierno no ve como una solución
la salida del sistema, todo lo contrario, está comprometido en la defensa y
protección de los derechos humanos como manda la Constitución, y por eso hemos
pedido continuar fortaleciendo el sistema en las asambleas de la OEA en
Cochabamba y Washington, pero si es que países que no son parte de la
Convención bloquean las reformas se deben buscar otras opciones”.
En cuanto a posibles justificaciones para la medida, Montaño sostiene
que “más bien son pocos los casos en los que el Estado boliviano ha sido
sentado en el banquillo de los acusados”.
Una somera revisión histórica revela que la CIDH intervino en Bolivia
por la muerte de varios campesinos en 1974, durante la dictadura de Banzer y
por la “masacre” de Amayapampa y Capasirca, en 1996. Actualmente, indígenas de
tierras bajas preparan un recurso ante la comisión por el caso del proyecto de
construcción de una carretera en el TIPNIS.
Efectos y cambios
¿Pero cuáles serían las consecuencias del retiro? “Si dejáramos de
contar con una instancia de apelación internacional estaríamos poniendo en
situación de gran indefensión a aquellos casos que ya han agotado todas las
instancias a nivel nacional”, explica el defensor del Pueblo, Rolando Villena.
Yolanda Herrera, presidenta de la Asamblea Permanente de los Derechos
Humanos, explica que los perjudicados serían quienes en anteriores gobiernos -o
incluso en el actual- sufrieron la vulneración de sus derechos.
Montaño y Herrera comentan que hay temas como los casos Chaparina,
Caranavi o Poma, que están en la actualidad en instancias nacionales, pero que
muy probablemente deberán llegar a estratos internacionales para su resolución
definitiva.
Con todo, los consultados coinciden en que debe haber una reforma de la
comisión, en la cual se “corrijan fallas”, se “subsanen problemas”, como la
falta de celeridad, o la burocracia, además algunas de las mencionadas por
Alurralde.
El ex presidente Eduardo Rodríguez Veltzé reconoce que desde hace mucho
tiempo el sistema atraviesa por una “crisis muy seria”, no obstante cree que
Bolivia debe mantenerse como miembro y ser parte de un esfuerzo común por
renovar y mejorar a la CIDH.
Sobre este punto, señala Alurralde: “Bolivia y los países del ALBA
están intentando reformar el SIDH para que realmente responda a las necesidades
y demandas de los pueblos, pero paralelamente creemos también importante
avanzar en la construcción de espacios similares de defensa de los derechos
humanos, en el marco de la CELAC, Unasur y Mercosur”.
Eduardo Rodríguez Veltzé, ex presidente
“Bolivia debe ser parte del esfuerzo de los países por mejorar el sistema”
Fuente: ED |
En ocasión de celebrarse la Asamblea General de la Organización de
Estados Americanos en Tiquipaya (Cochabamba) se abordó el tema del Sistema
Interamericano de Derechos Humanos, que atraviesa una crisis muy seria hace
muchísimo tiempo. Este sistema, sobre todo a nivel de la comisión, tiene un
rezago de más de 5.000 causas, tiene severos problemas económicos y sobre todo
tiene una erosión de la legitimidad de sus decisiones que fueron cuestionadas
por muchos de los países, y algunos países grandes de la región.
En este escenario, la Organización de Estados Americanos dispuso trabajar en un equipo y en una comisión que hace pocos días ha emitido una resolución, una recomendación y hay unas modificaciones sobre todo de respaldo a la continuidad del sistema de derechos humanos, aunque todavía debe transformarse estructuralmente.
Ése es el contexto en el cual hay que referirse al tema del sistema de derechos humanos. Tal cual está, presenta graves y estructurales deficiencias. Por ejemplo, las causas que tiene que ver con Bolivia no tienen la atención oportuna y varios de los países -no solamente los del ALBA, sino también el propio Brasil- han cuestionado severamente la conducción del sistema interamericano.
Yo entiendo que ésta es una agenda que debe ser de la más alta prioridad de los líderes del continente americano. Creo que no hay mejor tiempo que el que se está viviendo ahora para apoyar estas reformas, pero de ninguna manera plantear una salida del sistema.
Entonces, yo creo que Bolivia debe mantenerse y debe ser parte de este esfuerzo de todos los países de mejorar el sistema, que atraviesa indudablemente una crisis gravísima.
En este escenario, la Organización de Estados Americanos dispuso trabajar en un equipo y en una comisión que hace pocos días ha emitido una resolución, una recomendación y hay unas modificaciones sobre todo de respaldo a la continuidad del sistema de derechos humanos, aunque todavía debe transformarse estructuralmente.
Ése es el contexto en el cual hay que referirse al tema del sistema de derechos humanos. Tal cual está, presenta graves y estructurales deficiencias. Por ejemplo, las causas que tiene que ver con Bolivia no tienen la atención oportuna y varios de los países -no solamente los del ALBA, sino también el propio Brasil- han cuestionado severamente la conducción del sistema interamericano.
Yo entiendo que ésta es una agenda que debe ser de la más alta prioridad de los líderes del continente americano. Creo que no hay mejor tiempo que el que se está viviendo ahora para apoyar estas reformas, pero de ninguna manera plantear una salida del sistema.
Entonces, yo creo que Bolivia debe mantenerse y debe ser parte de este esfuerzo de todos los países de mejorar el sistema, que atraviesa indudablemente una crisis gravísima.
Rolando Villena, defensor del Pueblo
“Debe darse un plazo específico para llegar a consensos de cambio”
Fuente: P7 |
Yo planteo que se debe dar un plazo específico, puede ser un año, dos años para
que se lleguen a establecer consensos y acuerdos sobre los cambios que se
esperan.
Además que se debe abrir el debate integrando a otras instancias que han sido mucho más críticos, como por ejemplo los países integrantes del ALBA y por qué no también escuchar la posición de los defensores del pueblo de la región.
Sobre estas premisas hay que empezar a dialogar para lograr consensos. Esto nos permitiría mirar el futuro de lo que es la CIDH u otras instancias, en términos de hacer cambios estructurales y profundos en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, que incluye a la Corte y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Ahora estos cambios deben estar orientados necesariamente para asegurar una plena autonomía, independencia, también celeridad, eficiencia y desburocratización, que también ha sido y es uno de los problemas que todavía adolece esta instancia.
Yo estaría postulando que como se ha abierto la discusión, que sea parte de un proceso de debate, de retroalimentación, y éste es un trabajo que hay que hacerlo también a nivel de las defensorías del pueblo en la región. Acabo de ser parte, además protagonista, como otros defensores del pueblo en Buenos Aires, de la conformación del Observatorio de Derechos Humanos de América Latina.
Entonces, estamos postulando en esta iniciativa que estos temas de derechos humanos desde la mirada de Unasur sean mucho más fortalecidos.
resultados alcanzados son insuficientes, en el sentido de que
no modifica prácticamente nada y que deja elementos para la discusión
posterior. Además que se debe abrir el debate integrando a otras instancias que han sido mucho más críticos, como por ejemplo los países integrantes del ALBA y por qué no también escuchar la posición de los defensores del pueblo de la región.
Sobre estas premisas hay que empezar a dialogar para lograr consensos. Esto nos permitiría mirar el futuro de lo que es la CIDH u otras instancias, en términos de hacer cambios estructurales y profundos en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, que incluye a la Corte y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Ahora estos cambios deben estar orientados necesariamente para asegurar una plena autonomía, independencia, también celeridad, eficiencia y desburocratización, que también ha sido y es uno de los problemas que todavía adolece esta instancia.
Yo estaría postulando que como se ha abierto la discusión, que sea parte de un proceso de debate, de retroalimentación, y éste es un trabajo que hay que hacerlo también a nivel de las defensorías del pueblo en la región. Acabo de ser parte, además protagonista, como otros defensores del pueblo en Buenos Aires, de la conformación del Observatorio de Derechos Humanos de América Latina.
Entonces, estamos postulando en esta iniciativa que estos temas de derechos humanos desde la mirada de Unasur sean mucho más fortalecidos.
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