¿Logrará la oposición converger tras un “Capriles” para hacer frente a Evo?
Abecor |
El éxito que le
significó la unidad a la oposición en Venezuela y que consolidó a
Henrique Capriles como un líder indiscutible, llama a preguntarse si
algo similar puede darse en Bolivia.Las similitudes de escenarios son
claras: en ambos países gobernó por muchos años un frente
hegemónico. Los venezolanos vivieron un sorpresivo quiebre que hizo
tambalear al chavismo; ¿habrá en Bolivia alguien llamado a ser el
“Capriles boliviano” que ponga en aprietos al MAS?
Las interrogantes
obligadas son si el contexto nacional reúne las condiciones
propicias para que surja un líder opositor que logre unanimidad, y
si esta clase de políticos son innatos o resultado del devenir
político.
“Las condiciones
político-electorales para el surgimiento de un liderazgo carismático
que enfrente con éxito a un partido y candidato dominante están
dadas”, sostiene el analista Carlos Cordero.
En su criterio,
este escenario se respalda en la cercanía de las elecciones, en que
uno de los candidatos es Presidente (lo que genera desgaste del
oficialismo) y en que la sociedad está polarizada.
En contraposición,
el sociólogo Franco Gamboa sostiene que las condiciones objetivas
para una candidatura opositora unificada “no existen”, debido a
la inexistencia histórica de alianzas duraderas entre partidos y a
la ausencia de una figura descollante que pueda pasar por encima de
la excesiva fragmentación de las fuerzas de derecha.
Además -afirma-
“ningún partido ha podido construir un proyecto político eficaz
con un núcleo articulador para enfrentar a Evo Morales, cuya
popularidad, aunque no tan sólida como entre 2005 y 2009, aún
interpela a grandes sectores”.
En el oficialismo
la mirada está clara. El senador Eugenio Rojas afirma que a
diferencia de Venezuela, en Bolivia hay una base social indígena
campesina que en su mayoría apoya al proceso de cambio, “lo que se
va a mantener por mucho tiempo”.
Algo adicional
-menciona- es que aparte de Morales no hay un líder con alcance
nacional. “Costas, Doria Media y Del Granado aún carecen de
presencia en muchos lugares”, señala.
Samuel Doria
Medina (UN) promueve una senda similar a la que optó la oposición
al extinto presidente venezolano Hugo Chávez, bajo la idea de que
“la alternativa es la unidad”. Mientras que en el MSM de Juan del
Granado anticipan que lo que les interesa es construir una
“alternativa”. (Ver notas de apoyo).
¿El líder nace o
se hace?
Capriles irrumpió en la política en 1998 cuando, a sus 26
años, fue elegido diputado. Poco le tomó llegar a la presidencia de
esa cámara, siendo el más joven en ejercer el cargo. Luego fue
alcalde y gobernador, y en 2012 triunfó en una elección primaria,
lo que le abrió paso para enfrentar a Chávez.
Inicialmente fue
derrotado pero, tras la muerte del caudillo, en abril pasado perdió
por estrecho margen ante al heredero del chavismo Nicolás Maduro. No
obstante, aquel resultado reposicionó a la oposición en Venezuela.
“Todo liderazgo
político se construye con una fuerte dosis de capacidad y, por qué
no, con un sentido heroico y discurso innovador para interpelar a
grandes sectores populares”, explica Gamboa.
Al decir “sentido
heroico”, explica, hace referencia a la “capacidad de lucha”,
inclusive poniendo en riesgo la integridad física; y con “innovación
en el discurso” se refiere a la posibilidad de motivar nuevas ideas
de cambio social y político. Ambos elementos, dice, ausentes en la
oposición a Morales.
El sociólogo
Ricardo Paz explica que “si se quiere copiar exactamente” la
experiencia venezolana es improbable que emerja en el país un
liderazgo tipo Capriles.
En cambio, sí
estima que “un líder joven, probado en la administración pública,
con excelente imagen y reconocimiento podría aglutinar al conjunto
de la oposición para enfrentar al MAS”, pues las condiciones están
dadas por el “desgaste” de Morales y la necesidad de alternancia
democrática.
En ese marco,
sostiene que hay varios prospectos entre los actuales precandidatos a
la presidencia, pero que en última instancia, como pasó en
Venezuela a través de primarias, debe ser la ciudadanía la que
defina al abanderado.
En cambio el
analista Carlos Hugo Molina considera que “el proceso no ha
generado todavía las condiciones como para que el electorado se
adhiera de manera entusiasta y militante a una sola opción”.
No obstante,
afirma que “esas condiciones” pueden darse con un esfuerzo y una
“proactividad mayor” de los candidatos y partidos, pues por ahora
el centro político está ocupado por el MAS.
Desde 2006 el
oficialismo concretó distintos cambios estructurales en el país. La
nueva Constitución y las normas que se van aprobando prefiguran la
construcción del Estado Plurinacional. No obstante, el partido
gobernante fue incapaz de generar líderes sucesores a Morales.
Pero la oposición,
afirma Molina, tampoco pudo crear una figura capaz de “aglutinar”
como para pensar en conformar un frente amplio y un candidato único.
Pero ¿va por
buena senda la oposición al buscar la unidad o debe esperar a que el
proceso de cambio se agote y decante por sí mismo?
“Una
organización política debe siempre intentar ser un factor en la
toma del poder y no permanecer expectante al devenir de las
circunstancias”, sostiene Paz, y agrega que “esperar que ‘la
historia’ o ‘las condiciones’ se generen de manera espontánea
es un error y una falta de sentido práctico”.
Molina reflexiona:
“el proceso político boliviano es abierto y estamos frente a una
posibilidad de seguir construyendo y, en sí, de encontrar una forma
que permita establecer el equilibrio político en este país”.
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