Evo y sus seguidores: ¿culto a la personalidad o cálculo electoral?


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“Cada hermano y cada hermana tiene que acordarse del presidente Evo cada noche, cuando va a dormir y cuando se despierta, para que él siga alumbrando nuestro camino”.

Frente a una concentración en un municipio paceño, el vicepresidente Álvaro García Linera lanzó esta frase el pasado 30 de junio. Un día antes, curiosamente, pidió en Sacaba que se vislumbre a Morales “como un gran arquitecto de la construcción estratégica de la patria”.

Las expresiones del segundo mandatario precedieron al incidente aéreo que sufrió Morales entre el 1 y 2 de julio, cuando retornaba de un viaje que realizó a Rusia.

Tras ese percance -un “bloqueo aéreo” de cuatro países europeos, que generó un revuelo mediático y diplomático de notables proporciones- el 7 de julio, el canciller David Choquehuanca afirmó que Morales no sólo tiene suerte, sino que es el “señalado”, en referencia al impulso local e internacional que obtuvo su liderazgo.

Catorce días después, el 20 de julio, el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, frente a una concentración en Lauca Ñ, en el trópico de Cochabamba, aseguró que tras ese hecho el Jefe de Estado “se ha convertido en el símbolo mundial de la lucha contra el imperialismo”.

¿Son estos indicios un culto a la personalidad del Presidente? Según Leonilda Zurita, dirigente del MAS, más que culto al Jefe de Estado  hay un constante acompañamiento a sus acciones.

“Como dirigentes, como líderes, siempre recordamos y siempre vamos pidiendo por él y pedimos a nuestros mártires, a nuestro padre celestial, a Dios, a Jesús, que le acompañen, que le vayan dando las bendiciones”, señala.

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Pero a juzgar por las declaraciones antes referidas y otras similares, especialistas consultados ven indicios de culto, aunque en el fondo la mayoría identifica sobre todo una estrategia relacionada con la construcción de la imagen del Mandatario de cara a los próximos comicios, antes que un ensalzamiento egocéntrico.

Y es que aunque faltan poco más de 16 meses para las elecciones generales de diciembre de 2014, el MAS ya está en campaña electoral. Comenzó oficialmente a fines de 2012, pero hay quienes sostienen que el oficialismo ha estado en una permanente actividad  proselitista.

Tres momentos
Álvaro Hurtado, experto en lenguaje de la imagen, detecta que estamos ante una estratagema que encaja en la construcción de la imagen del Mandatario, lo cual está estrechamente vinculado a la coyuntura electoral actual.

Hurtado habla de tres momentos en esa construcción. El primero -que ya se consolidó en gran medida-, que consistió en lograr la presencia física del personaje frente a la ciudadanía (“vemos a Morales con diferentes atuendos y en distintos lugares del país”).

El segundo, tiene que ver con la adherencia y realce de valores del Mandatario, como su dinamismo  de trabajo, la entrega de obras y los logros de su gestión.

Según el especialista, ambas etapas apuntan a llegar al tercer momento -el cual aún está en proyección-, en el que se intenta lograr la omnipresencia física y de los “valores” del futuro candidato en el imaginario de la gente.

Las declaraciones de las autoridades, según Hurtado, reflejan que uno de los grandes objetivos es desembocar exitosamente en este tercer momento. “Esto hace que se vaya creando en el imaginario social lo que es la presencia ya no sólo física ni de los valores (del Presidente), sino también la presencia del ‘vigilante’, del que debe andar pendiente de todo”, sostiene.

Las lecturas
El analista Carlos Hugo Molina destaca que Morales construyó su liderazgo desde un enfoque diferente al de otros líderes del pasado, sobre la base de la acumulación política que logró en la lucha sindical y luego en sus triunfos electorales contundentes.

No obstante, advierte que “en el intento y necesidad del MAS, del entorno del Presidente, de darle un contenido casi mítico -la creación de un mito a su alrededor- se está cayendo en excesos que son fácilmente rebatibles”.

El analista Marco Mendoza sostiene, por su parte, que “este culto a la personalidad rebasa los límites del fortalecimiento de liderazgos y más bien cae en lógicas del fortalecimiento de la figura del caudillo, lo que no está en la práctica en los pueblos indígenas, a los cuales el Presidente dice representar”.

“Se está queriendo dejar por sentado -agrega Mendoza- que todo este proceso de acumulación histórica, política, social y cultural se ha posibilitado por una persona; y este hecho es antihistórico y va a contrapelo de lo que en realidad ocurrió: el liderazgo de Evo Morales es resultado de un proceso de acumulación política”.

¿Cómo se puede explicar que un proceso político haya llegado a concentrarse en la figura del Primer Mandatario y dependa de éste su vigencia y continuidad a futuro?  El partido de Gobierno no ha logrado formar cuadros políticos que puedan tomar la posta de Morales, a lo que debe agregarse la pugna interna que impide la consecución de ese objetivo.

A mediados de 2010, el fallecido exsenador masista Antonio Peredo, en una entrevista con Ideas, pronunció una frase que, desde entonces y sin cambios a la fecha, expresa la situación del MAS en cuanto al indiscutible liderazgo de Morales: “Yo estoy convencido de que sin Evo no existiría el MAS”, dijo el reconocido intelectual de izquierda.

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