Frente Amplio: ¿El último intento de la oposición por unificarse?
Abecor |
En el pasado cercano, Poder Democrático
y Social (Podemos) y Convergencia Nacional (CN) surgieron como
iniciativas políticas que expresaron una cierta unidad de sectores
emergentes de los restos de los llamados partidos tradicionales.
A principios de este mes emergió en la
palestra política el Frente Amplio que, dada la coyuntura, se podría
presentar como el último intento de unificar a sectores no afines al
MAS en Bolivia; el último intento, al menos de cara a las siguientes
elecciones presidenciales que se efectuarán el próximo año.
Si algo diferencia a este Frente Amplio
–cuya cabeza visible es Samuel Doria Medina- de sus predecesores,
es que es la primera ocasión en la que se busca unificar fuerzas
desde la oposición y en una etapa aún relativamente lejana a la
electoral.
Los otros, en cambio -más allá de
Podemos y CN, el “pacto por la democracia”, el “acuerdo
patriótico”, la “megacoalición”- fueron proyectos que se
consolidaron para formar gobierno o ya incluso dentro del poder, con
la unión de fuerzas legislativas.
En este marco, además de sus desafíos
y ambiciones propias, esta iniciativa debe hacer frente a la máquina
de poder oficialista, que ostenta una mayoría absoluta en la
Asamblea Legislativa, lleva una fuerte ventaja en la consolidación
de un proyecto político, y más allá de contrastes y altibajos,
goza de un importante nivel de aprobación, asentado casi por
completo en la figura del presidente Evo Morales.
¿Candidatura única?
La más reciente encuesta difundida por
Página Siete, el 11 de agosto pasado, muestra que Morales tiene una
intención del voto del 43%. Pero también ese trabajo de campo da
cuenta de que más del 50% está a favor de que los líderes de la
oposición se unan para presentar una candidatura única contra el
MAS.
“Esta propuesta emerge en un
escenario preelectoral anticipado e inspirado en los resultados de
las últimas elecciones presidenciales en Venezuela (donde el
candidato opositor Henrique Capriles logró una alta e impensada
votación), sin embargo, el contexto sociopolítico en nuestro país
es muy distinto”, sostiene el abogado Eulogio Núñez.
El analista político Marcelo Silva
asegura que los partidos de oposición están en un contexto
“desfavorable” si no hay unidad. Por ello, este nuevo intento de
unificación responde a la siguiente lectura: si hay “división”,
también se divide el voto cautivo de quienes no son afines al MAS.
Podemos y Convergencia lograron
relativo éxito electoral apenas se conformaron. En los comicios de
diciembre de 2005, el primero logró 28,6% de votos, frente al 53,7%
que obtuvo el MAS. En las elecciones de 2009, Convergencia Nacional
logró el 26,5% frente al arrollador 64,2% que consiguió el
presidente Morales.
De todas maneras, ninguno de estos
antecedentes garantiza que si se consolida el Frente Amplio o bien
capte el “voto histórico duro” de oposición al MAS, y luego se
lance a persuadir a los indecisos, que según la encuesta referida
alcanza al 22,1%, sostiene Silva; o bien, se mantenga a buena
distancia del oficialismo.
“El Frente Amplio quiere unir a las
fuerzas políticas, quiere unir a las fuerzas sociales, a todos los
que creen en una Bolivia diferente, democrática, autonómica,
intercultural y productiva”, asegura Carlos Hugo Laruta, dirigente
de Unidad Nacional.
Abecor |
El Frente Amplio tiene una
caracterización propia y sus dirigentes asumieron “compromisos
iniciales”: deberá construirse sobre la base de una “sólida
coincidencia programática”; además que deberá contar con una
dirección colegiada, y procedimientos de consulta para selección de
candidatos, entre otros.
Esta iniciativa tiene alianzas con
agrupaciones de La Paz, Santa Cruz, Cochabamba y Chuquisaca, no
obstante no goza del apoyo de dos poderosas fuerzas políticas: el
Movimiento Sin Miedo, que ya anunció que no se sumará, y el
Movimiento Demócrata decidirá sus eventuales alianzas en su
congreso fijado para noviembre.
Quienes reflexionan al respecto, por un
lado, sostienen que en el Frente Amplio hay elementos discursivos,
además de valores enunciados, que la señalan como una iniciativa
distinta a las alianzas opositoras del pasado inmediato. Quienes lo
desahucian, desde ya critican su conformación heterogénea.
“Hay un esfuerzo y se ve una
intención de definir un norte claro, principios y valores que sean
el elemento unificador, y se vislumbra que se está trabajando en
ello”, sostiene la politóloga Erika Brockmann.
Uno de los elementos que subraya es la voluntad por diferenciarse con otras iniciativas unificadoras, que se expresan en posturas como el “romper la lógica caudillista y el personalismo autocrático (tradicional en nuestra sociedad y en la región en general) con la elección de liderazgos basados en una metodología aún no muy sofisticada de compulsar ante la población”.
Aquello, afirma Brockmann, plantea
desafíos para sus dirigentes y para quienes quieran sumarse a esta
iniciativa, dado que deberán aceptar las “reglas del juego”,
además de aprender de las experiencias de coalición que ha habido
en Latinoamérica, como el caso de la Concertación chilena y el
Partido de los Trabajadores de Brasil.
Marcelo Varnoux sostiene que en esta
iniciativa se observa “una intención un poco más seria, además
de sumar, de intentar generar una propuesta programática”, lo que
le diferencia de las otras experiencias, “donde hubo más bien una
agregación de grupos de políticos para llevar a alguien una
candidatura y de esa manera distribuirse escaños parlamentarios”.
Otro elemento que menciona es que entre
los dirigente están figuras “interesantes” como Loyola Guzmán,
Germán Antelo y líderes de otros departamentos, aspecto que
también marca una diferencia con anteriores ocasiones, “donde se
aprovechó la estructura de partidos tradicionales para intentar
hacerle frente al MAS”.
En perspectiva, Varnoux tiene la
hipótesis de que “probablemente esta vez les vaya mejor”. “No
sé si realmente llegarán a desplazar a Evo Morales del poder, pero
cuando menos, creo que es muy posible que le quiten los dos tercios
de la Asamblea”.
No obstante, sostiene que un eventual
éxito dependerá del programa y las nuevas figuras que se presenten
como candidatos.
Por otro lado, están quienes piensan
que estamos ante una iniciativa que repite los vicios de las
anteriores, y que entre sus mayores debilidades tiene la
heterogeneidad de sus dirigentes.
“En su estructura y prácticas
políticas es más de lo mismo; en lo que sí han cambiado es en lo
discursivo, hoy aparecen como defensores del medio ambiente, se
consideran de centro izquierda, dicen que defienden los derechos
constitucionalizados de las naciones y pueblos indígena originario
campesinos, etcétera”, expresa el abogado Eulogio Núñez.
Mientras que el senador oficialista
René Martínez sostiene la gran deficiencia de este frente es “la
contradicción de intereses”. “No parece haber una verdadera
emergencia seria que tenga un instrumento con programa, liderazgo y
articulación nacional”, asegura.
Entre las debilidades que Silva
identifica está que el Frente Amplio debe enfrentar los estigmas
“que representan al pasado”, dado que muchos sectores de la
población boliviana no apostarán “por un retorno a los viejos
esquemas de poder político”.
“Las listas de candidatos de la
oposición tendrán que ser coherentes con un programa de renovación
y transformación”, sostiene.
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