El “hombre fuerte”, el segundo a bordo tras el Jefe de Estado

 

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Una aproximación.- Analistas reflexionan en torno a este personaje, las coyunturas políticas en que actúan, los puestos que ocupan, sus destrezas; y su horizonte después de culminado el mandato del Gobierno, del que son parte.

Hablar del "hombre fuerte" es referirse a un personaje, si no exclusivo de la política boliviana, sí protagonista de primera fila, tras la estampa presidencial. En la historia reciente, encontramos a dos figuras claramente definidas para la opinión pública: Óscar Eid Franco, del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria), y Carlos Sánchez Berzaín, del MNR (Movimiento Nacionalista Revolucionario).

Ambos desempeñaron ese rol, cuando sus partidos asumieron el gobierno. Hoy por hoy, de igual forma, analistas vislumbran la presencia de aquella figura en el actual Ejecutivo, con los matices obvios del caso.

El tema tratado surgió a partir de la lectura del libro Cultura Política de las Élites en Bolivia 1982-2005, del sociólogo Gonzalo Rojas, quien aborda este asunto. Ahora, este investigador, junto con el constitucionalista Carlos Börth, el analista Jorge Dulón y el sociólogo Jorge Komadina ayudan a Ideas  a caracterizar a este personaje.

Entre los consultados no hay unanimidad sobre quién es el "hombre fuerte" del actual Gobierno. Unos ven en ese rol al vicepresidente Álvaro García Linera; otros creen que en ese papel está el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, y hay quienes sostienen que es difícil saber en este momento si es uno de los dos, o si ambos son parte de un mismo equipo.

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Esta última postura pesa a favor de quienes piensan que se trata de "dúos fuertes". Así, por ejemplo, en el último Gobierno de Víctor Paz Estenssoro (1985-1989) se menciona a Gonzalo Sánchez de Lozada y a Guillermo Bedregal; y en el Gobierno de Hernán Siles Suazo (1982-1985) se identifica a su secretario general Félix Rospigliosi y la esposa de éste, Tamara Sánchez Peña.

En coyunturas
A la hora de hablar del "hombre fuerte", de antemano nos referiremos también a épocas políticas distintas. Así, por ejemplo, Óscar Eid se desempeñó en los albores de la "democracia pactada", cuando tras la recuperación de la democracia, ninguno de los partidos llegó a alcanzar mayoría suficiente y requirió de pactos para asumir como Gobierno.

Carlos Sánchez Berzaín actuó durante el primer mandato de Sánchez de Lozada, cuando se llevaron a cabo distintas reformas en el Estado, como fueron la capitalización o la Participación Popular; y durante el último periodo de Gobierno del MNR, cuando el sistema político se vino abajo en octubre de 2003.

El "hombre fuerte" del actual régimen se mueve en un proceso de cambios estructurales, y durante la construcción del Estado Plurinacional, que impulsa el masismo.

El sociólogo Jorge Komadina marca las diferencias de este personaje antes de y después del 2006. Así a Eid Franco y a Sánchez Berzaín los identifica como estrategas y tácticos, operadores y "hombres de gran influencia política sobre la decisión del Presidente".

Mientras que a García Linera -de quien dice tiene cierto nivel de influencia - lo ve más como un ideólogo, dado que considera que el Gobierno de Morales es "hiperpresidencialista", lo que significa que la mayor parte de las decisiones políticas y estratégicas "están concentradas en manos del Presidente".

Una caracterización
Es necesario caracterizar al "hombre fuerte" de la política boliviana, porque como afirma Börth, éste no es un "fenómeno" exclusivo de nuestra realidad.  "Sobresale siempre un personaje determinado, que tiene perfiles diferentes en cada coyuntura, e incluso ubicaciones diferentes en las coyunturas, países y gobiernos", refiere este especialista.

Pero, ¿cuáles son sus destrezas? Rojas considera que este personaje tiene "talentos políticos" para entender la correlación de fuerzas, entender coyunturas o situaciones en las que puede estar en desventaja, y situaciones de oportunidad, en las que "buscan reforzar ese papel de segundos a bordo".

Pero, además, identifica que el "hombre fuerte" ostenta "habilidades a lo Maquivelo", en el "buen sentido". En "repúblicas tumultuosas" -como lo fue la Florencia de aquel pensador y Bolivia-, "se necesita entender los matices de los avatares políticos" para prevalecer, por lo que se debe recurrir "a este tipo de argucias, de habilidades"; caso contrario "en una confrontación abierta se tiene todas las de perder".

"Son figuras que entienden de estas dinámicas cambiantes de la política -prosigue Rojas- y, sobre todo, son capaces y tienen la voluntad de colocar siempre al supremo en posición ganador, o por lo menos de no perdedor".

Börth explica que estos personajes "acumulan poder" porque facilitan la administración de su gestión al Presidente y, además, "normalmente" asumen el rol de "hombres duros", que defienden a "ultranza" la posición del Gobierno y viabilizan las políticas públicas.

Más elementos
Quienes han reflexionado al respecto adicionan la capacidad de establecer un "vínculo de confianza" con el Jefe de Estado, dado que sin aquel no habría esta relación.

Rojas, por otra parte, menciona que estas personalidades tienen la "habilidad de no incomodar" al Jefe de Estado, puesto que "saben que su lugar de preponderancia tiene que ver con su lealtad al supremo".

Eid Franco no ocupó funciones en el Estado y se mantuvo -cuando transcurrió el Gobierno de Jaime Paz Zamora- como jefe nacional del MIR. Sánchez Berzaín, durante los dos periodos de gobierno de Sánchez de Lozada, fue ministro (Presidencia, Gobierno y Defensa).
 
Este elemento nos muestra otra particularidad de nuestro personaje. Así lo entiende el analista Jorge Dulón: "Los ‘hombres fuertes’ no necesariamente son autoridades de gobierno, muchas veces están fuera de él, están cerca de la estructura del partido político o de la organización política, que es desde donde también actúan", sostiene.

Para este analista, el hombre fuerte es un "estratega" que tiene la misión de "hacer efectiva" una estrategia política. "Entonces, responde más a un tema de cumplimiento de planes", sostiene.

¿Y qué hay de las capacidades profesionales? Börth afirma que éstas varían, de coyuntura a coyuntura, de país a país, y de gobierno a gobierno.

Así, pone como ejemplo al gobierno de Carlos Menem, de Argentina, en el que el "hombre fuerte" fue Domingo Cavallo, "un economista de vuelo", cuyo perfil -sostiene- respondía a las necesidades de intentar sacar a la Argentina de la situación en la que se encontraba. En otro momento, prosigue, el "hombre fuerte" suele ser un político que se hace cargo de la seguridad del Estado, como Sánchez Berzaín.

"En el Gobierno del MAS es difícil saber, en este momento, cuál es el hombre fuerte: García Linera o Quintana, o son ambos parte de un mismo equipo. Ninguno de los dos tiene el perfil de Cavallo, ni el de Sánchez Berzaín, aunque Quintana se aproxima mucho al segundo; parece ser la versión evista de Sánchez Berzaín", afirma este constitucionalista.

Rojas sostiene que siempre habrá la figura del "hombre fuerte", aunque de "menor o mayor calidad". "Sánchez Berzaín fue violento en sus reacciones y ayudó a la caída de Sánchez de Lozada. Si hubieran prevalecido figuras más moderadas, como las que había en su momento (el propio Carlos Mesa), probablemente Sánchez de Lozada hubiera terminado mal, pero al menos hubiera terminado su mandato, sin salir corriendo".

Pero, así como Rojas señala que estas figuras pueden ser en algunos casos "fatales", también en otros son "decisivos" para ganar. Pone como ejemplo, el "triple empate" que le permitió a Paz Zamora en asumir la primera magistratura del país.

"El episodio histórico en el que un segundo tiene un papel decisivo fue el convertir el tercer puesto en triple empate, en 1989, con Eid Franco. Ahí, por ejemplo, se ve una estrategia exitosa; era un tercer lugar (cierto, muy poco distante del primero y del segundo), que se convirtió en triple empate técnico y permitió que ese tercero (Paz Zamora) se convirtiera en Presidente de la República".

Algo que Rojas quiere "dejar en claro" es que el "fortísimo" (presidente) no está exento de responsabilidades, así sea en seguir los consejos del "hombre fuerte".

Su suerte, la de su gobierno
Tras la renuncia de Sánchez de Lozada, en octubre de 2003, Sánchez Berzaín también salió del país, luego de las más de 60 muertes y los días de luto que significaron las jornadas de la llamada Guerra del Gas.

Eid Franco, si bien no tuvo problemas cuando el MIR culminó su mandato, fue encarcelado por el caso "narcovínculos". Por ello, una pregunta que sale a relucir es si  ¿El hombre fuerte tiende a tener un destino trágico?

"No necesariamente... Como estas personas son las que acumulan el poder, corren la suerte de su gobierno. Si le va bien a su gobierno, a ellos les va bien. Si su gobierno cae mal, ellos corren la misma suerte", responde Börth.

Este constitucionalista explica que hay otros hombres fuertes en la historia del país que han terminado "bien", como es el caso de Félix Rospigliosi, principal consejero de Siles Suazo.

Para cerrar este análisis, vale la pena reflexionar sobre el planteamiento de Rojas, en torno a que más que este tipo de personajes, en la política nacional hacen falta los políticos "estadistas".

"Lo que necesitamos, quizás más que ‘hombres fuertes’, es estadistas:  esos hombres que son capaces de mirar más allá de su lugar de preeminencia circunstancial, y ver algo más abstracto, que es el bien común, un sentido de bolivianidad proyectada al mediano y largo plazo. Esos son los estadistas y de esos tenemos pocos. Probablemente Paz Estenssoro fue uno de ellos".

 

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