“Le diría al Gobierno que no todo fin justifica los medios”, Amparo Carvajal, presidenta de DDHH La Paz


Fotos: Tomadas de Página Siete.
Entrevista Llegó de España cuando se iniciaba la dictadura de Banzer, aprendió del activismo durante ese régimen en contacto con los presos políticos. Es cofundadora de DDHH Bolivia.
Amparo Carvajal cuenta que su vocación de ser defensora de los derechos humanos se formó durante la dictadura de Hugo Banzer. Y es que sostiene que a principios de la década de los años 70 -con más de 30 años- cultivó esa aptitud en su relación con los detenidos políticos, a los que solía ayudar. 
Esta dirigente recuerda que en esa época acostumbraba pasar más tiempo en el Ministerio de Gobierno, en busca de los presos políticos y que en la actualidad, en cambio, se pasa “todo el día” en los tribunales, para verificar que los casos que sigue, avancen por buen cauce.
Su acento la delata, sus sobrinos suelden decirle “qué raro hablas tía”, y basta que vaya al banco, haga sus transacciones, y le recuerden que es española por el tono de su voz. Pero Carvajal vive en Bolivia hace 43 años, vino con la orden Mercedarias Misioneras de Bérriz, la cual se marchó cuando ya no se pudo soportar el régimen dictatorial de entonces. Ella decidió quedarse.
El viernes 17 de enero, un grupo afín al Gobierno irrumpió en las oficinas de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos (APDH) de La Paz, para impedir que se lleve adelante el congreso ordinario de esa entidad. Carvajal fue elegida como presidenta de esa organización, algo que cuestionan sectores afines al Ejecutivo.     
¿Cómo es que usted decide ser activista de los derechos humanos?
Yo vine al país el año 71 y vine como religiosa. Pertenecía a una orden, Mercedarias Misioneras de Bérriz, y estas mercedarias llevábamos la cruz, que era visitar a los presos y a los detenidos. Llegué después del golpe de Hugo Banzer.
El padre Gregorio Iriarte (fallecido) me había visto. Yo no venía con hábito ni nada. Cómo me ves ahora estaba así, pero más jovencita. Te estoy hablando de hace 43 años. O sea, tenía mis 30 años de edad. Entonces, él me provocó. Me dijo anda, qué hace esa orden que históricamente se dedicaba a visitar a los presos y a los detenidos. Aún no se había fundado la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia .
Y eso me motivó. Al respecto, tengo muchas experiencias que contar, como que aún con el mismo grupo de religiosas -que se deshizo luego- tuve enfrentamientos porque no me admitían aquello. Y es que me pasaba horas en la cárcel, me 'fugaba', y me decían “que si los presos me usaban”. He pasado de todo.
Mi familia no conocía de esas cosas, no nos tocó pasar nada de ello, aunque yo nací al final de la Guerra Civil española. Pero soy fruto de la dictadura de Banzer, pues no tenía una formación y realmente quiero decir que a partir de ese momento empecé a conocer a la gente que estaba detenida por pensar diferente al dictador Banzer. Ellos me formaron políticamente. Y ahí empezó mi carrera en la defensa de los derechos humanos.

Por el activismo, ¿Qué tuvo que dejar de lado?

Mucho. Mis compañeras decidieron irse de Bolivia, algunas de las hermanas sufrieron cárcel y represión, y los superiores de aquel momento decidieron retirarse del país. Y yo me retiré firme de la orden a la que pertenecía, y decidí quedarme en Bolivia. Eso ocurrió en el año 80.
Usted es cofundadora de la asamblea. En ese marco¿ Cuál es el detalle que más recuerda de la fundación de Derechos Humanos de Bolivia?

La asamblea no se fundó en una oficina, sino la clandestinidad, protegida por la Iglesia Católica, y durante el gobierno de Banzer.
¿Cuál es la relación de la Asamblea con el Gobierno desde que emergió en 2006?

En la primera etapa del Gobierno se trabajó con gente de la asamblea y aún con mi persona. Bolivia debe ser un de los pocos países que tienen un plan nacional de derechos humanos, que se trabajó con gente de la asamblea. Estábamos, de alguna forma, dentro de que el cambio aglutinaba a sectores sociales desprotegidos, y hay que reconocerlo.
Pero también la Asamblea ha sido muy crítica en cosas como que a ese plan no le ponían presupuesto, que no se cumplía, que pedían que quien se haga cargo de él sea el Capítulo (de DDHH) o la Asamblea. Y lo que ha hecho la Asamblea es denunciar que ese plan no se ha cumplido y no sólo eso, sino que se han violado graves derechos humanos.

Lo que pasó en Caranavi, que yo lo viví; qué decir después, siguiendo lo de Chafarrinar, que he sido testigo, qué decir lo ocurrido ahora en Apolo, que estamos para entregarles a ustedes (periodistas) un informe donde los testimonios nos muestran que hubo tanta violación a pobres mujeres, a niños que todavía no salen de su susto. Tanta denuncia que recibimos.
Yo antes, en tiempo de dictadura, estaba en el Ministerio del Interior, lo que es ahora el Ministerio de Gobierno. Y ahora me paso todo el día en los tribunales. Soy una mujer jubilada, realmente tengo tiempo, y mi presencia no es que intervengo ahí en los juicios, solamente mi presencia es para decir "qué pasa", que no se presenta el fiscal, que se detiene, que no tienen abogado... que bueno.

¿Por qué antes paraba en el Ministerio de Gobierno?
Porque antes todos eran presos políticos, los de antes. Y entonces yo tenía que ir al Ministerio de Gobierno a reclamar con lista. Muchos de los presos caían con otro nombre. Para visitar las cárceles tenía que solicitar un memorándum. Para entrar al DOP, para entrar a Viacha, a Achocalla (prisiones en tiempos de dictadura) tenía que sacar del coronel o de quién sea un memorándum... Yo soy una mujer que ha vivido cosas increíbles.

El Gobierno tiene en sus filas a un expresidente de DDHH y hay varios activistas trabajando en el Estado. ¿Esto acaso no es positivo?
Es muy negativo. El Gobierno acogió a todos los defensores, a los luchadores, para trabajar con él. Pero ahora, teniendo tanta gente en el Gobierno, tanto conocido, tantos defensores de derechos humanos, lamento lo que ocurre: al pertenecer al Gobierno no pueden denunciar violaciones de derechos humanos, porque, claro, ya son una parte, y eso ya no les deja.

Versión publicada en Página Siete, el 9 de
febrero de 2013.
Denunció que el objetivo del Gobierno es la APDHB. A su entender, ¿Qué busca?
Silenciarnos.

¿Qué le diría al Presidente Evo Morales?
Le diría que lo que más me ha impresionado han sido sus declaraciones de los ocho años, y que se las recojo. El presidente dice que se siente humillado y que la Asamblea Permanente de Derechos Humanos no le ayuda. Yo le diría que la Asamblea, y concretamente la señora Amparo Carvajal -que le conoció antes de que sea presidente en los proyectos que tenía él de España con sus organizaciones, y que conoció además a su vicepresidente-, está al máximo queriéndole ayudar. Ahora, yo también le pido a los colaboradores de su Gobierno que por favor respeten los derechos humanos. 

Y (les diría también) que aprendan, de la experiencia más fuerte que viví en este país: el trato que recibió  don Hernán Siles Suazo, como Presidente. De clausurarle el agua en el Palacio, la Central Obrera a las organizaciones pedirle... Recordemos lo que pasó con la devaluación del dólar, con la carencia de alimento. Pero él dijo "yo nunca voy a sacar los tanques", y así dejó el Gobierno, así se lo quitaron.
Y les diría que no puede ser un objetivo -cosa que yo lo aprendí en este país y que nunca lo acepté- de que el fin justifica los medios. "Amparo, el fin justifica los medios", me decían. Y eso es algo que nunca quise aceptar, pues no todo fin justifica los medios.

>>> Hoja de vida
Origen.- Nació en España en 1939.
Profesión.- Religiosa y profesora.
Estadía.- Llegó al país en 1971.
Dato.- Es presidenta de la oficina DDHH La Paz.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios