Pasaron cinco años de la promulgación de la CPE: se avanzó en leyes, pero hay déficit en lo autonómico


Abecor
El constitucionalista y exsenador Carlos Böhrt efectuó una investigación sobre la implementación de la Constitución Política del Estado (CPE). En estas páginas, comparte con Ideas sus hallazgos.

“Pueden sacarme de Palacio, pueden matarme. Misión cumplida”. Con estas palabras el presidente Evo Morales cerraba un capítulo, al promulgar la nueva Constitución Política del Estado, aquel 7 de febrero de 2009.

Así concluía el proceso constituyente que vivió Bolivia con tensión y dificultad, y se iniciaba la etapa de implementación de la nueva Carta Magna.

En cinco días más se cumplirán cinco años de la promulgación de la nueva Constitución, cuyo acto de puesta en vigencia se efectuó en El Alto. Fue ahí donde Morales pronunció aquella emblemática frase, que reflejaba los embrollos que se vivieron para redactar y aprobar la Constitución.

Pero más allá de aquello, después de cinco años, ¿en qué se acercó el Ejecutivo a la implementación del diseño constitucional, y en qué que se alejó?

Para responder a esta interrogante La Frontera Dos recurrió a Carlos Böhrt, constitucionalista y exsenador, quien efectuó una investigación al respecto.

“Es importante el desarrollo legislativo, pero hay muy poco en políticas públicas; un gran déficit en materia de autonomía, no sólo déficit, sino desarrollo legislativo antiautonomista; y (se identifica) el retraso marcado en la autonomía indígena”.

Böhrt efectuó su estudio a partir de cinco ejes analíticos: el Estado Plurinacional, la Carta de Derechos, el régimen de las autonomías territoriales, Economía Plural y la autonomía indígena. Este especialista fue uno de los impulsores de la negociación y pacto que destrabó la aprobación de la Carta Magna en octubre de 2008.

Estado Plurinacional

En 2010 se pusieron en vigencia las “leyes fundamentales”, normas destinadas a regular los ámbitos electoral, judicial, autonómico y constitucional. (Más detalles en la infografía).

Carlos Böhrt explica que con la puesta en marcha de esas leyes se dio el inicio a la construcción del nuevo Estado diseñado en la Constitución. “El Estado Plurinacional comienza a construirse con estas leyes, y la incorporación de altos magistrados de los pueblos indígenas en los órganos máximos del Estado”.

La carta de derechos

Sobre este eje, Böhrt explica que se aprobaron al menos ocho leyes, que desarrollan la nueva carta de derechos de la Constitución (que es más amplia que la anterior Carta Magna). Las leyes que están en esa línea son: la Ley contra el racismo y discriminación y la Ley Integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia, entre otras.

“Es un desarrollo importante”, sostiene el investigador. Sin embargo, identifica que la debilidad está en los ámbitos de desarrollo institucional y las políticas públicas a partir de ese paso que significan esas normas.

Régimen de autonomías

El especialista identifica que si bien se pusieron en vigencia la Ley Marco de Autonomías y la Ley de Gobiernos Autónomos Municipales “los cambios son mínimos (y) no hay políticas claras”. Pero también vislumbra una debilidad en el desarrollo sectorial legislativo, donde detecta “el gran déficit del Gobierno”. Expone que el 95% de las leyes sectoriales son “antiautonomistas”, lo que debe entenderse como “contrarias al diseño y al espíritu autonomista de la Constitución”.

En ese marco, sostiene que son al menos 17 leyes las que están en esa condición: la ley de juegos y lotería (060), ley general de telecomunicaciones (164) y la  ley del teleférico de La Paz (261), entre otras.

“La única excepción en la construcción del Estado con autonomías de esas 17 normas es la Ley General del Transporte, que respeta la autonomía, y nos damos cuenta bien por qué, puesto que es un tema complicado y era mejor que sea gestionado por los gobiernos subnacionales. El resto es antiautonomista”.

Infografía: Rubén Aruquipa / Página Siete
La economía plural

En este ámbito identifica la aprobación de siete leyes, aunque no se tradujeron en general en políticas concretas. Entre ellas están: la Ley de la Revolución Productiva Comunitaria, Agropecuaria (144), la Ley del Fondo para la Revolución Industrial Productiva  ( 232), la Ley de creación de  la entidad bancaria pública (331), y la Ley de Organizaciones Económicas Campesinas y de Organizaciones Económicas Comunitarias (338).

“Estas leyes apuntan a desarrollar una economía plural, pero no se ha traducido todavía en políticas públicas claras y francas”.

Dentro de este ámbito Böhrt menciona el “gran impulso” que tomó el Estado en la economía, lo cual se expresó en la creación de más de 20 empresas. Esto, según dijo, “muestra que el Estado ha reasumido su rol productor”.

Autonomía indígena

Finalmente, está el eje de la autonomía de los pueblos originarios. En este ámbito, este investigador detecta que “el avance es mínimo”.

“Lo único que se tiene es el aporte de la ley marco de autonomías que reglamenta la creación de las autonomías indígenas, pero que en la práctica se ha reducido a cinco autonomías indígenas de origen municipal, cuyos estatutos están en el Tribunal Constitucional, y no existe todavía un pueblo indígena que asuma como tal, íntegro, su autonomía”, asegura.
Böhrt agrega: “Estamos simplemente esperando la experiencia de cinco municipios, que no cubre a un pueblo indígena completo, salvo el único caso probablemente de la autonomía uru chipaya”.


“El Gobierno parece haber retomado su vieja línea y no le da el valor suficiente a las autonomías”, Carlos Böhrt:  



- ¿Por qué hay más desarrollo normativo, que políticas públicas e institucionalidad?

El Gobierno tiene dos tercios en la Asamblea y le es fácil aprobar leyes. Por otro lado, es evidente que no puede aplicarse la Constitución sin desarrollo legislativo, o su aplicación sería más compleja porque tendrían que trabajar a través de leyes anteriores. Entonces, se da paso al desarrollo legislativo.

Probablemente tenga que ver con las condiciones en las que opera el Ejecutivo y los magistrados en el Órgano Judicial (...). Parece que no están pudiendo dar respuestas contundentes, pero al menos hicieron desarrollo legislativo.

- ¿A qué atribuir el déficit de autonomía?

Refleja una gran incomprensión del Gobierno sobre la autonomía, y ello se refuerza si recordamos la política del MAS en este campo. En el primer referéndum por las autonomías, dio la consigna de votar por “no”, lo que puso al país al borde de los conflictos, porque cuatro departamentos dijeron “sí”; seis “no”. Si bien esto se corrigió en el proceso de concertación y logramos la Constitución con el régimen de autonomías, en la práctica el Gobierno parece haber retomado su vieja línea y no le da el valor suficiente a las autonomías.
 

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