El MNR y el MAS, reescribir la historia para construir la nación
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ESTUDIO Una investigación auspiciada por el PIEB compara la construcción del imaginario de nación que intentó el Movimiento Nacionalista Revolucionario con el Estado del 52, con el que pretende edificar el MAS con el Estado Plurinacional.
1952 y 2006 son dos momentos cumbres en la historia del país. Salvando las diferencias, hacen referencia a procesos políticos de gran calado. El que estuvo liderado por el Movimiento Nacionalista Revolucionario, que nos retrotrae a la Revolución Nacional; y el que está impulsado por el Movimiento Al Socialismo, que se desarrolla con el “proceso de cambio”. Sin duda dos momentos constituyentes.
Pero no sólo eso, ambos momentos son “clave” en la construcción del imaginario de nación, cada cual con sus marcos de interpretación, sus raíces y antecedentes, con sus símbolos , sus héroes, sus museos...
Precisamente sobre este punto los investigadores Vincent Nicolas y Pablo Quisbert realizaron el estudio “La construcción de la nación a través de la historiografía y la ritualidad estatales”, que hace una comparación del nacionalismo revolucionario y del Estado Plurinacional.
“Uno de los mecanismos más certeros de construir la nación es reconstruir el pasado de la nación, el relato de dónde viene, cuáles son sus orígenes, etcétera, y tanto del MNR, como del MAS, detectamos un intento por construir ese pasado de la nación”, dice Vincent Nicolas, coordinador del estudio, que es impulsado por el Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB).
Pero ¿por qué incidir en ello? “La historia oficial se escribe desde el poder y para el poder. La historiografía del MNR no es más verdadera que la historiografía del Estado Plurinacional, pero sirvió para legitimar en su momento un proyecto de poder, y ahora tenemos otra historiografía que responde a otro momento y que sirve igualmente para legitimar un proyecto de poder”, agrega Nicolas.
Este estudio detecta que el MNR desarrolló todo un aparato para “reescribir” la historia, con el fin de edificar esa imaginario mencionado. En cambio, se identifica que el proceso político en curso no tiene una política sistemática, y que además entre otras cosas “omite” a la revolución nacional, lo que en cierta forma le llega a serle en alguna medida desfavorable.
Desde el MNR se sostiene que esta tienda política no reescribió la historia sino que la hizo; y que, además, a diferencia del proceso que lidera el MAS, el MNR sí logró una revolución. “El MNR no intentó reescribir la historia, sino que la hizo, porque obviamente la revolución del 52 fue una genuina revolución, reconocida como tal en toda América Latina”, afirma Luis Eduardo Siles, vocero de ese partido y nieto de Lidia Gueiler.
Mientras que Concepción Ortiz, vicepresidenta del MAS, sostiene que su partido está haciendo historia y subraya que la gran diferencia que tienen con el MNR es que el MAS está liderado por un originario, entre otras cosas.
En el imaginario
Los investigadores parten de la idea -basada en los aportes de Benedict Anderson- de que la nación es una “comunidad imaginada”, cuya perspectiva es compartida por quienes creen que pertenecen a ella. En ese marco, se sostiene que es algo que se “construye” y que, además, el “actor principal” de esa edificación es el Estado.
“Desde la sociedad también se genera un discurso sobre la nación, pero el que históricamente ha ido construyendo el imaginario de nación, el que conviene además a su proyecto de poder es el Estado, La nación como un producto estatal. Eso es lo que investigamos”, explica Nicolas.
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El trabajo da cuenta de que el imaginario de la “nación indomestiza” -del Estado del 52- se construyó a partir de un impulso que se dio en torno a la reescritura y relectura de la historia.
Así, se identifica en Nacionalismo y coloniaje, de Carlos Montenegro, la obra que dará insumos para la lectura que hará el MNR de la historia. Aquí surge una clave de la mirada: nación y antinación.
El trabajo detecta que tras ingresar en el poder, el MNR crea la Comisión de Historia Nacional Carlos Montenegro, que es el “instrumento para reescribir el pasado de la nación” sobre la base de esa “clave interpretativa” que inaugura Montenegro con su ensayo.
Pero además de aquello, el estudio establece tres grandes raíces de la construcción del imaginario de nación: la “raíz gloriosa”, que se remonta hasta la cultura Tiwanakota, y en la que pone énfasis en la etapa expansiva del imperio de Tiwanaku, y no a la decadente.
La segunda raíz está relacionada con la época colonial, de donde se recupera el “barroco mestizo”, que es visto como un “principio de rebeldía” de los indios y mestizos, en sí de sus impulsos de lograr la independencia.
La tercera raíz tiene que ver con la etapa de la independencia. Según los autores, ése es el momento con el que “se identifica mejor” el MNR, al sostener que la llegada del movimientismo al poder representaba una suerte de segunda independencia, con énfasis en la “independencia económica”.
Imaginario “plurinacional”
El estudio muestra que el imaginario del Estado Plurinacional -que intenta construir el MAS- al igual que el del Nacionalismo Revolucionario, se funda sobre una relectura del pasado. No obstante, el trabajo constata que no hay una “empresa sistemática” de reescritura de la historia como sucedió con el movimientismo.
Pero los investigadores hallaron elementos -como la nueva Constitución y los discursos del presidente Evo Morales- que dan cierto “marco interpretativo”, que muestran un marco temporal y una periodización.
Nicolas identifica que el marco general de la pretensión del MAS “es novedoso”, pero problemático. Y es que el MAS describe a la nación constituida por un pasado precolonial, idealizado como un “paraíso perdido”; y luego, antes de llegar al Estado Plurinacional, vislumbra al Estado colonial, con sus periodos: colonial, republicano y neoliberal.
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Si bien el estudio identifica que aún no hay una “historiografía sistemática”, sí hay esbozos de ella. En ese sentido, se identifica a Recuperando la memoria I y II, de Rafael Puente, que es presentado como una historia crítica de Bolivia, aunque “no alcanza a ser una historia oficial propiamente dicha”.
En esa misma línea se ubica a la película Insurgentes, de Jorge Sanjinés, y al encuentro que organizó el Viceministerio de Descolonización, que tituló “Recuperación de la memoria histórica de Bolivia”, cuyo objetivo, según el investigador, fue rescatar héroes para la historiografía plurinacional.
Uno de los elementos clave que detectó el estudio es que la idea de nación que edifica el MAS también se basa en las representaciones censales de la nación, algo que no ocurrió con la nación indomestiza que pretendió edificar el nacionalismo revolucionario, dado que en todos los gobiernos de esta tendencia no hubo censo alguno.
Nicolas sostiene que fueron sorpresivos, por eso, los resultados del censo 2012, en los que se ve que quienes se identifican con un pueblo originario alcanzan el 40,5%, muy lejos del 62% que registró el censo de 2001.
Del MNR y del MAS
Un fenómeno que constata el trabajo es la omisión que hace el MAS de la revolución nacional, lo que es desfavorable para la propia compresión del proceso actual, se sostiene.
“No se puede entender el Estado Plurinacional sin pensar que antes hubo al menos un intento de construir un Estado Nación”, considera Nicolas, quien sostiene que hacer esa omisión es contraproducente, se pierde “el horizonte” y se convierte “poco inteligible la especificidad del momento actual”.
“Nosotros creemos que para entender el momento actual es necesario también recuperar la memoria de lo que pasó con la revolución nacional. Ése es otro motivo que teníamos para comparar ambos momentos”, explica.
Este dato es paradójico en tanto las conclusiones del trabajo. Y es que por un lado se establece que “el Estado Plurinacional representa paradójicamente el triunfo de la nación mediante la incorporación subordinada de las pueblos indígenas a la nación”, y que “la omisión sistemática de la Revolución Nacional impide la comprensión de la propia proyección histórica del Estado Plurinacional”.
POSTURAS>>>
"Hacemos historia y vamos a dejar una historia"
Concepción Ortiz / Vicepresidenta del MAS
Hacemos historia y vamos a dejar una historia, pero la historia va a ser del instrumento político y esto es muy diferente al de los partidos neoliberales, tradicionales. Nuestros principios ideológicos son muy diferentes al de los partidos tradicionales y que han gobernado hace años.
Nosotros tenemos organizaciones sociales, nos basamos en las organizaciones sociales que fundaron un brazo político y hemos tomado el poder local y ahora estamos gobernando y estamos viendo que hay grandes avances.
El Movimiento Nacionalista Revolucionario no lideraba un indígena, un aymara. En cambio un instrumento político lidera un aymara, un indígena que ha defendido la hoja de coca, que es muy distinto del MNR.
Ahora nosotros como instrumento político cumplimos ese mandato del pueblo, que ha sido la nacionalización de nuestros hidrocarburos, de nuestros recursos naturales y eso es lo que está cumpliendo nuestro presidente Evo Morales.
"El MNR no intentó reescribir la historia, la hizo"
Luis Eduardo Siles / Vocero del MNR y nieto de Lidia Gueiler
El MNR no intentó reescribir la historia, sino que la hizo, porque obviamente la revolución del 52 fue una genuina revolución, reconocida como tal en toda América Latina y comparada sólo con la revolución mexicana en términos de la trascendencia y los cambios que se hicieron.
Obviamente que esto no es un mérito exclusivo de una organización política, pero ocurre que el MNR puede con toda legitimidad reivindicar la revolución del 52 porque fue el partido que antes de la misma, durante y después de la misma, la protagonizó.
Entonces, los cambios que hubo fueron muy grandes. Se sacó a Bolivia del medioevo en que vivía y se lo introdujo en la modernidad en el lapso de unos cuántos años, porque recordemos que Bolivia era un país feudal antes del 52.
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