Se cumplen 50 años: El golpe de 1964, la asonada que inauguró el ciclo de gobiernos militares

Abecor
Siete minutos duró la toma de posesión del general René Barrientos, siete años duró el exilio de Víctor Paz Estenssoro, después de ser derrocado por aquél. El 64 comenzó un periodo de administraciones militares que duró 18 años.

No era un día normal. Los periodistas presurosos le preguntaron al caudillo a dónde se dirigía. La respuesta del líder de la Revolución Nacional no sonaba acorde a los acontecimientos políticos: iba a inspeccionar puestos militares. No obstante, el llanto de las secretarias de Palacio, que le despedían, presagiaba algo diferente.

El golpe había sido consumado. Víctor Paz Estenssoro se dirigía al aeropuerto, rumbo a abordar un avión que le llevaría a un largo destierro en Lima, Perú. La historia cuenta que estuvo siete años en el exilio, y que siete minutos duró la ceremonia de juramento de René Barrientos (la más rápida de la historia, juzgó la prensa de entonces), quien le "destronó".

El contexto, el golpe
El clima social que entonces imperaba en Bolivia era insostenible, el cual se mezclaba con el desgaste de que experimentaba el gobierno del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), que estaba en el poder desde 1952.

En 1964, Paz Estenssoro inició su tercer mandado. No obstante, desde antes del golpe, sucedieron protestas, marchas, aprestos para derrocarle... acciones que obligaron al Gobierno a tomar medidas para evitar la asonada.

Para cumplir ese objetivo, el caudillo declaró estado de sitio en septiembre, tomó la Universidad Mayor de San Andrés a fines de octubre, y desterró a sus contrincantes políticos, además de apresar a dirigentes, obreros y estudiantes (se cuenta más de 1.300).

Sin embargo, la arremetida ocurrió el 4 de noviembre, y germinó desde sus propias filas. Barrientos, su vicepresidente, y quien era general de aviación, y a la vez partidario del MNR, fue quien terminó dándole la asestada.

El juramento, el exilio
Luego de la salida de Paz Estenssoro, una junta militar se hizo cargo del poder. Juraron como responsables de la nueva adminsitración militar Barrientos y Alfredo Ovando. No obstante, ante el descontento de la gente, expresado en la plaza Murillo, Barrientos asumió como único líder.

Abecor
Con el juramento del general se selló el inicio del ciclo de gobiernos militares en Bolivia, periodo que duró 18 años; pero también, con ese acto, se estampó la caída de un caudillo y su partido. Paz Estenssoro tuvo que esperar hasta 1971 para volver del exilio e intentar reponer al MNR en la palestra política.

"Hemos cumplido nuestra palabra de restituir los derechos de la ciudadanía para que puedan participar todos en la vida de la nación sin temor al chantaje, las intimidaciones ni las villanías: ahora se abre la vida para todos con horizontes ilimitados", aseguraba Barrientos en el discurso de posesión.

Ya fuera del país, Paz Estenssoro no eludía ningún medio para fustigar al régimen que le había derrocado. En un artículo, publicado en la prensa internacional, a días del golpe, el caudillo expresaba este tipo de lamentos: "Barrientos me engañó, y engañó a mi pueblo. Se presentó como mi compañero de fórmula, no como miembro de las Fuerzas Armadas, sino como un miembro del Movimiento Nacionalista Revolucionario".

Unos van, otros vienen
Mientras los funcionarios y miembros del gobierno depuesto recurrían a las embajadas en busca de asilo, los líderes opositores al régimen pazestenssorista, que habían sido desterrados, llegaban al país con pompa. En el aeropuerto de El Alto en al menos dos ocasiones se realizaron sendos recibimientos a los exilados.

Uno de esos actos se realizó en cortesía a Mario Gutiérrez, jefe de Falange Socialista Boliviana, quien llegó el 9 de noviembre. Éste arribó a La Paz -según la prensa de la época- luego de "prolongada ausencia". Una de las primeras declaraciones que hizo fue expresar su respaldo a la Junta Militar; además, de manifestar su confianza en que los militares organizarían "elecciones limpias".

Otra personalidad política que arribó tras el golpe fue Hernán Siles Zuazo, quien llegó el 12 de noviembre. Tras pisar suelo boliviano, expresó que el propósito de su regreso era lograr "el reencuentro de todos los bolivianos".

La crónica periodística de la llegada del líder relató que los seguidores del político le veían desde ya persiguiendo el poder. "Los ‘silistas’ rindieron así su homenaje al expresidente Siles, coreando repetidamente el estribillo ‘A Hernán Siles Zuazo le espera el poder’", reflejaron los periodistas. No sólo eso, en las filas de Siles también se escuchaba decir que éste se dedicaría a reorganizar al MNR.

En tanto estos sucesos ocurrían en Bolivia, Paz Estenssoro se instalaba en Lima. El 5 de noviembre, éste brindó una conferencia en la que, entre otras cosas habló sobre su futuro: "Soy pobre y trabajaré en mi profesión de abogado y economista, en compañía de mi hijo y al mismo tiempo lucharé contra el comunismo que amenaza a Bolivia".

Pero también, quizá nostálgico y expresando cierta ingenuidad, sostenía a los medios de prensa que no había renunciado, y que era "Presidente de Bolivia, aunque sin poderes".

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