Sergio Ocampo, escritor y periodista colombiano,
sostiene que se debe “descarismatizar” la política en América Latina. Además, el
especialista considera que “una revolución que dependa de una sola persona no es
una verdadera revolución”.
El comunicador visitó La Paz esta semana, donde dictó
el taller Periodismo en democracias estrictamente electorales. Este curso fue
organizado por la Fundación para el periodismo.
En esta entrevista,
entre otros detalles, Ocampo se refiere a la inexistencia de proyectos públicos
en la mayoría de los países de la región; y, además, habla de la necesidad de
construir instituciones y no fomentar el caudillismo.
¿Por qué considera
que se debe “descarismatizar” la política en América Latina?
En América Latina
hay que construir instituciones para que nuestro futuro, para que nuestra
política no dependa del tono temperamental de personajes, sino de la solidez de
instituciones que perduren a través de tiempo, cuando esos personajes se
vayan.
América Latina es un lugar de caudillos. Entonces siempre estamos
esperando ese mesías salvador; pero la salida a nuestro subdesarrollo, a
nuestros problemas, no está en personas, sino en la solidez de las
instituciones. Estoy convencido de que una revolución que dependa de una sola
persona no es una verdadera revolución.
La Revolución Cubana fue una
enorme frustración cuando Fidel Castro empezó a quedarse 20, 30, 40 años en el
poder, con una convicción mesiánica de que sin él la revolución se venía abajo.
El gran fracaso de Venezuela se debe a que Hugo Chávez demolió las instituciones
y puso a depender el país entero alrededor de su figura. Se fue Chávez y no
quedó nada.
¿Cómo se puede aportar desde el periodismo para que
prevalezcan los procesos antes que el caudillismo?
Yo creo que la gran debilidad
de nuestros países es la inexistencia de proyectos públicos, del concepto mismo
de lo público. América Latina es una región del mundo altísimamente privatizada,
privatizada no en el sentido de que existan muchas iniciativas de empresas, sino
de que nuestra estrategia de supervivencia es fundamentalmente una cosa privada,
no es una cuestión colectiva. No veneramos, no respetamos el concepto de lo
público, lo público como lo que podemos construir.
Yo creo que el gran
papel del periodismo es permitir que germine el concepto de lo público en
nuestros países, fomentarlo, mostrarle a la gente que en el momento de votar en
lugar de vender su voto, como una estrategia individual para obtener un monto
que se gastará en dos tres días, debe unirse, más bien, a una colectividad; y
también, del mismo modo, votar no por un personaje, sino por una gran plataforma
programática, por unos partidos... Volvemos al mismo punto: hay que
descarismatizar y hay que votar por instituciones.
Los partidos deberían
ser instituciones serias. En los países serios, los partidos políticos
funcionan, eso es lo que tenemos que señalar constantemente como
periodistas.
Usted considera que le hace falta una visión femenina a la
política. ¿Por qué piensa así?
Ése es un problema en el mundo entero. La
presencia femenina es algo relativamente reciente, que creo que no tiene más de
100 años; inclusive el voto femenino en Estados Unidos apenas va a cumplir sus
primeros 100 años. Es algo que viene de los años 20 y algunos países de América
Latina llegamos muy atrasados a eso, como el caso colombiano.
Si mis
cálculos no fallan, Colombia y Paraguay son los dos últimos países donde se
aprueba el voto universal; o sea, el hecho de que las mujeres puedan votar.
Estamos hablando de que no llevamos más de 60 años. Y si las mujeres no podían
ejercer ese derecho mínimo, pues ni qué pensar en ser elegidas.
Soy un
convencido de que la política en el mundo entero es perversa porque se ha
construido básicamente, y de modo excluyente, con una visión muy masculina.
Falta meterle la visión femenina. La visión femenina implica que las mujeres
piensan no en coyuntura sino en generaciones; las mujeres piensan -creo más que
los hombres- con un sentido común, con un sentido de colectivo.
¿Qué le
llevó a plantear la idea de “quitarle el monopolio de la política a los
políticos”?
El descubrimiento de que en el caso colombiano muchos de los grandes
vacíos que deja la política los llenan los medios de comunicación. Eso nos
otorga un enorme poder pero también nos otorga una responsabilidad
impresionante.
Particularmente, como nuestros países son democracias
electorales -o sea son democracias porque hay elecciones, casi que es la única
condición que cumplimos como democracias-, creo que los periodistas y los medios
de comunicación están en el derecho y en la obligación de poner los temas en la
agenda.
O sea, no de ir corriendo detrás de lo que digan los políticos,
sino hacerles a los políticos las preguntas que todos esperamos nos respondan.
La política es una cosa muy seria para dejársela solamente a unos personajes que
han demostrado que no lo hacen bien. Hablo de los políticos.
HOJA DE VIDA
Origen El
periodista Sergio Ocampo Madrid es un escritor nacido en Medellín.
Trayectoria
Escribió cuento, el ensayo biográfico, el perfil y la novela.
Visita Esta semana
estuvo en La Paz, donde dictó el taller Periodismo en democracias estrictamente
electorales.
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