Octubre 2003: la espera de la sentencia
Por eso Claudia Flores, una de las afectadas, señala con un llanto quebrantado y agridulce que se les ha “abierto una luz en el camino”, pero que para que esa luz sea una claridad total es necesario que Gonzalo Sánchez de Lozada -a quien con rabia llama “asesino”- sea extraditado al país y sentenciado a la pena máxima.
Más allá de esa meta que no se pierde de vista, muchos de los familiares expresaron ayer su descontento por la “sentencia dictada contra los ex ministros Erick Reyes Villa y Adalberto Kuajara.
Desde tempranas horas de la mañana de 30 de agosto, un grupo de deudos de algunos de los más de 60 muertos en aquellas jornadas, junto a heridos y sobrevivientes, se apostó en la puerta del Ministerio Público de la ciudad de La Paz, en una tensa espera.
Carteles con leyendas como “Los derechos humanos se respetan” o epitafios que colgaron al lado de una de las ventanas, con la dedicatoria “A los caídos por las secuelas de la masacre de septiembre y octubre de 2003”, matizaron la pacífica manifestación.
Finalmente, al mediodía, la noticia del fallo llegó desde Sucre y los estallidos de alegría se confundieron con llantos y clamores por justicia.
Rogelio Mayta, abogado de las víctimas, aseguró que esta sentencia viene a contribuir a “la construcción democrática”, ya que se trata de un precedente muy importante para que no existan violaciones de derechos humanos. Mayta considera que en un futuro los gobernantes lo pensarán dos veces para sacar a las Fuerzas
Armadas a reprimir las protestas sociales y espera que en adelante todo conflicto sea resuelto mediante la política.
La lucha continúa
“Ahora nosotros vamos a empezar a luchar, vamos salir a las calles pidiendo la extradición de Gonzalo Sánchez de Lozada, ¡el asesino…! La masacre de octubre no puede quedar en la impunidad”, aseguró Flores. La mujer recordó con dolor todo el “calvario” que tuvieron que pasar para garantizar que se haga justicia y, aunque el fallo no haya sido del todo favorable a sus expectativas, asegura que “es el resultado de ocho años de esfuerzo”.
“No en vano nos sacrificamos tanto”, señala Claudia, cuyo esposo fue herido el 11 de octubre de 2003, cuando las cisternas de combustible se trasladaban de El Alto a La Paz. Estuvo tres meses hospitalizado y ahora está postrado en cama, sin poder aportar para el sustento de sus hijos.
Durante la tarde y hasta entrada la noche, la vigilia por el juicio se convirtió en protesta por la que los afectados consideran una “reducida sentencia” (de tres años) para los ex ministros de Sánchez de Lozada. Los familiares piden que las otras ex autoridades que aún se debe procesar se les dé una sentencia de hasta 30 años de cárcel.
María Álvarez Villca fue esposa de Eulogio Zamo, quien murió años después de los hechos de octubre en los que fue herido en una mano, en un pie y en la clavícula, cuando pasaba por la iglesia deSan francisco. “Ya no resistía más el dolor. Por eso falleció”.
Decidida a luchar por justicia, la viudad advierte: “Estamos empezando nomás, es el inicio de una batalla que se coronará con la extradición de Goni”.
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