Sin escollos a la vista: Evo repunta, más por debilidad opositora que por mérito propio

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 La popularidad del presidente Evo Morales tocó fondo en 2011. Dos hechos marcaron el declive: el gasolinazo de fines de 2010, cuando la desaprobación del Mandatario alcanzó el 63%, y la marcha en defensa del TIPNIS, que le valió el cuestionamiento del 51%.
 
Pero ésos eran otros tiempos. Hoy por hoy, luego de   más de dos años,  y tras una serie de altas y bajas en las encuestas, las estadísticas demuestran que el oficialismo logró remontar.

Según la encuesta Data Siete de abril, efectuada por la firma Tal Cual, comunicación estratégica, el 60% de los encuestados en las ciudades de La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz aprueba la gestión de Morales, y el 34% la rechaza.

“El 60% de aprobación, para mí, marca todo el escenario político. Eso se reflejará en (las elecciones de) 2014, porque definirá la orientación  del voto”, sostiene Idón Chivi, jefe de la Dirección de Estudios y Proyectos del Ministerio de Comunicación.

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La encuesta  indagó también la opinión de los bolivianos sobre otras variables relacionadas al rol del Gobierno y a la intención de voto para los venideros comicios.

Aún no está muy lejano el fallo del Tribunal Constitucional (TC) que habilitó  la candidatura de Morales para optar por un tercer mandato. El tema quedó refrendado esta semana después de que el Ejecutivo promulgara la Ley de Aplicación Normativa.

En ese contexto, el 49% de los encuestados se inclinó por la frase: “El TC actuó de manera equivocada, la reelección de Morales es ilegal”, frente a un 42% que piensa que esa decisión  estuvo enmarcada en la legalidad (ver infografía).

 El senador opositor Germán Antelo explica que esa percepción mayoritaria revalida la idea de que Morales  “entró al proceso electoral por la ventana y no por la puerta”, lo que  puede expresarse en la votación.
   
Precisamente sobre la intención de voto, la encuesta  detectó que el 50% de los encuestados sostuvo que no votaría por Morales, frente al 45% que  sí lo haría.

El panorama de lectura cambia cuando se observa la respuesta a dos preguntas:  ¿apoya que el presidente Morales sea candidato a la re-reelección? El 52% respondió que sí y el 45% que no.

Al ser consultados: ¿quién cree que será el próximo Presidente? El 49% sostuvo que será Morales, 30 prefirió no responder. Más abajo, el 8% estimó que Rubén Costas será el siguiente Mandatario del país, 5% va por Samuel Doria Media y  2% por Juan Del Granado.

Fabián Yaksic, diputado del Movimiento Sin Miedo, analiza estos resultados enfocándose en la desaprobación hacia la decisión del TC. “Hay un sentimiento claro -afirma- de que Morales incurre en un  irrespeto a la Constitución y las leyes, lo que tiene  varias connotaciones de autoritarismo en el manejo del Estado”.

Por  otro lado,  atribuye el respaldo a Evo al favorable cuadro económico que vive el país, que le permite al Presidente hacer grandes obras y tener un “despliegue comunicacional gigantesco,  lo que  da  sensación de que la economía está incluso mejor”.

Pero ¿son los resultados del todo positivos para el Presidente? Carlos Börth, exsenador y constitucionalista, sostiene que el Primer Mandatario “tiene una de cal y una de arena”.

¿Qué es lo negativo? “Que como muchas otras encuestas -dice Börth- se ratifica  que la intención de voto a favor del Presidente está por debajo del 50%. Lo positivo, para el MAS, es que, no obstante ello, la mayoría de la gente piensa que Evo será el próximo Presidente, y esto se debe a la debilidad y a la imagen pobre que arroja la oposición”.

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Para Reymi Ferreira, abogado y analista político, los resultados de la encuesta son de buen augurio para Morales. Según él, si se toma en cuenta la intención de voto del área rural, que a todas luces pinta mayoritaria para el Gobierno,  “fácilmente Evo superará el 50% de la votación”.

Ferreira considera que “otro factor que le ayudará al presidente Morales es la calidad de la oposición que,
hasta la fecha, ni se ha unido, no tiene un programa ni mucho menos un candidato con serias posibilidades de ser un rival consistente”.

Ferreira y Börth coinciden en que no hay una contradicción en la percepción de la gente en cuanto a que la mayoría cuestione la decisión del TC, anticipe que no votará por Evo y que pese a ello el  60% apruebe la gestión gubernamental.

El segundo explica que hay que leer las respuestas a las preguntas correlacionadas. Así, expone, “el 50% de los entrevistados dijo no en intención de votos, la mitad no va votar por Evo al margen de que censure o no al TC o esté de acuerdo o no con que sea nuevamente candidato. Sin embargo, el 60% aprueba su gestión. ¿Qué significa esto? Que cerca al 10% de quienes no votarán por Evo aprueban su gestión”.

“Esto -prosigue Börth- nos muestra que los criterios de la gente no se reducen sólo a buena o mala  gestión, sino que hay muchos otros elementos que las personas toman en cuenta al momento de definir su voto. Naturalmente no será esta relación directa, mecánica de 10% más, de 10% menos”.

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