El cubrir la marcha del TIPNS planteó un complejo escenario a periodistas

Cubrir la marcha, marchando, inventarse códigos de comunicación ante el asedio que sentían de efectivos, o recorrer en 25 minutos lo que usualmente se hacía en una hora, para conseguir imágenes de la intervención policial, son algunas de las vivencias que experimentaron los periodistas que realizaron cobertura de la marcha en defensa del TIPNIS.

Acostumbrados a una rutina que cumplen con devoción en sus medios, los periodistas tuvieron que cambiar su forma de cobertura y asumir el reto y las condiciones que ese escenario complejo les planteaba.

Antes que nada, debieron respetar las decisiones de los indígenas, como no declarar en un momento dado. Eso le pasó a Luis Guerrero, de Cadena A, que junto a su equipo estuvo por más 40 días en la marcha. “No insistíamos, esperábamos, pese a que la noticia era muy necesaria”. comenta.

Guerrero relata que junto a su equipo solían salir del hotel a las cuatro de la mañana en su vehículo para alcanzar la movilización, que por las altas temperaturas de Beni acostumbraba reanudar su caminata una hora después.

Las dificultades que tuvieron que enfrentar los periodistas fueron desde las altas temperaturas de tierras bajas, la desconfianza de los indígenas, los problemas de conexión a internet o electricidad e incluso la escasa señal de celulares de Beni.

El día de la intervención, Guerrero y su equipo tuvieron que recorrer de forma vertiginosa en 25 minutos la ruta de San Borja a Chaparina para captar imágenes de la intervención. “Hubo un estudio planificado del Gobierno y de Inteligencia. Sabían a qué hora retornábamos a editar”, sostiene.

Helen Álvarez, periodista de Radio Deseo, junto con sus compañeras realizó la cobertura acompañando la marcha, para ponerse “en los zapatos” de las y los marchistas. “No podíamos seguir los mismos procedimientos y lógicas de trabajo de los medios grandes”, asegura.

Lo primero que hicieron fue “pedir permiso a la asamblea” de la organización que las acogió para solicitar autorización y así quedarse. Las condiciones fueron: no participen en reuniones internas y dar en lo posible el micrófono a la gente.

El contacto directo le permitió informar sobre detalles que no amplificaban los medios, como la organización de la niñez o difundir la historia de cómo las mujeres obligaron a marchar al canciller David Choquehuanca, un día antes de la intervención.

“Van a cantar los canarios”. Así con este tipo de frases se comunicaba un grupo de periodistas durante el bloqueo en Yucumo, ante el seguimiento que sentían de efectivos, relata Ruy D’Alencar, reportero de El Deber, que estuvo 47 días en la marcha.

“Nos hacían seguimiento, nos escuchaban el teléfono. Por eso inventamos junto a algunos colegas un lenguaje propio para comunicarnos. Cuando había una conferencia de prensa de los indígenas decíamos ‘van a cantar los canarios’, y cuando pasaban los policías: ‘los perros ladran’”.

PUNTO DE VISTA


CECILIA QUIROGA: "TIPNIS develó que se requieren nuevas maneras de contar"

Socióloga y productora

La enseñanza que deja el conflicto en torno al TIPNIS para la cobertura periodística es que requerimos espacios para reflexionar.

En ese marco, considero que es necesario que los periodistas estén siempre informados y realicen un seguimiento a diario de lo que acontece en el ámbito de la controversia que se suscita, además que deben estar conscientes de la responsabilidad de informar que llevan a cuestas y de lo que eso realmente significa en el fondo.

También debemos tener unas prácticas cada vez más variadas y diversas de narrar. Desarrollar una diversidad de formas de contar un hecho, lo que implica desarrollar muchos más géneros y formatos.

Creo que esta marcha nos ha demostrado, y nos está demandando, la necesidad que tenemos de desarrollar la crónica y el reportaje. Esos géneros que son tan humanos, que no solamente te hablan de la masa en su conjunto, de los marchistas, de los indígenas, sino de un ser humano que está marchando y que tiene nombre y apellido, identidad, y que además pertenece a un pueblo. Eso es lo que nos ha hecho mucho falta.

Entonces, es una llamada de atención para darnos cuenta de que la crónica, el reportaje y otros géneros no son lujos que el periodismo se pueda dar, sino que se trata ya de una necesidad de invertir en ellos, para comprender mejor nuestras realidades y además construir historias actuales que luego queden en la memoria, y que influyan profundamente en el aspecto político y en el imaginario de la gente.

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