¿Cómo entienden los bolivianos el "vivir bien"?

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Los bolivianos de las ciudades del eje asocian el Vivir Bien con acceder a un trabajo digno (46%), tener satisfechas las necesidades básicas (25%) y contar con servicios óptimos de salud y educación (14%).

Los resultados de una reciente encuesta elaborada por la firma Tal Cual, Comunicación Estratégica para Página Siete dejan entrever que la mayoría de los ciudadanos de La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz no sólo no conocen a cabalidad el sentido de este paradigma -uno de los pilares de la política del Gobierno-, sino que muchos piensan que éste no es más que retórica.

A la interrogante: ¿usted cree que el Vivir Bien se cumple en la vida diaria o es sólo un discurso?, el 22% de los encuestados se inclinó por lo primero, y el 73% por lo segundo, es decir que son sólo palabras.

Después de que la gran mayoría asocia a este concepto con trabajo, bienestar, salud y educación, como se detalla en el primer párrafo, sólo el 7% se inclina por la frase “el Vivir Bien no se limita a lo material, sino que toma en cuenta valores espirituales y comunitarios”, que es la opción de la encuesta que más se acerca a las definiciones de quienes acuñaron la idea de Vivir Bien. Un 6% cree que es tener más dinero para comprar cosas y el 2% no tiene ninguna opinión.
Texto editado por la Cancillería. 

Por otro lado, el 70% de los encuestados se identifica con la frase “desarrollo es sinónimo de crecimiento, éste a su vez es sinónimo de progreso”. En segundo lugar de apreciación está la expresión “calidad de vida es la capacidad de consumo”, con el 56% .

Si algo evidencia la información recogida por la encuesta Data Siete es que o la gente no entiende la propuesta del Gobierno o no tuvo acceso a una explicación adecuada.

Así opinan analistas consultados y lo reconocen desde el oficialismo. “De pronto no está del todo bien comprendido el concepto, o no se ha desarrollado de la mejor manera. Tal vez hay que generar espacios de reflexión, debate y compresión compartida sobre lo que es el Vivir Bien”, sostiene el senador del MAS Eduardo Maldonado.

Germán Antelo, senador de Convergencia Nacional, detecta que la gente asocia el Vivir Bien con temas básicos de la cotidianidad que aún carecen de la debida atención por el Estado.

En términos formales, el Vivir Bien está en la Constitución y en los principios y metas de diferentes leyes. En líneas generales, según diversos textos de quienes lo acuñaron, es un “modelo de vida” -que proviene de los pueblos indígenas- basado en el equilibrio, la convivencia y la armonía con la naturaleza, y que además pone en primer lugar a la vida.

El canciller David Choquehuanca es quizá el principal impulsor e ideólogo de esta concepción que el Ejecutivo difunde en diversos escenarios internacionales como una propuesta boliviana para superar el capitalismo e incluso -según algunos- el socialismo.

Como ocurre en casi todo asunto de alto interés para el Ejecutivo, quien lo trata y divulga en primera línea es el presidente Evo Morales, quien se podría decir que presentó el Vivir Bien en un foro de 2008 como “los diez mandamientos para salvar al planeta, a la humanidad y a la vida”.
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Con todo esto, ¿a qué se puede atribuir que una propuesta de tal magnitud no haya llegado a la gente?  “La manera difusa y genérica en que se ha planteado el Vivir Bien causa que cada quien le asigne el sentido que mejor le convenga. Los ecologistas definen el tema de una manera muy diferente a los comunitaristas y éstos lo hacen a su manera y muy distinta a los indigenistas o a los neo-industrialistas”, sostiene el investigador Roberto Laserna.

“Lo que la encuesta revela -agrega- es que, independientemente de cómo vote o se defina políticamente, lo que la gente quiere es tener oportunidades de un buen empleo, digno y bien pagado que le permita resolver sus problemas cotidianos”.

El sociólogo Esteban Ticona dice que el problema viene desde la mala comprensión del término en sí, que en su criterio no explica a cabalidad el “sentido profundo” de la forma de vivir que el oficialismo plantea.
Según Ticona, la “mala traducción” de un concepto que define la forma ideal de vida de los pueblos originarios “cada vez genera más confusión y da lugar a malas interpretaciones”.

Por ello considera que “para una mejor aproximación e interpretación de esa realidad es necesario manejar el término qamaña (aymara) o kawsay (quechua) y no Vivir Bien”.

Katu Arkonada, especialista en políticas públicas y colaborador de la Cancillería, sostiene que el Vivir Bien es un “paradigma en construcción”, por tanto una disputa en la que hay diferentes aproximaciones y definiciones.

No obstante, considera que en ese proceso la Constitución dio un paso importante, al que le siguieron la Ley Marco de la Madre Tierra y, recientemente, la Agenda Patriótica 2025, anunciada por el presidente Evo Morales como “el fundamento de nuestro nuevo horizonte civilizatorio para vivir bien”.

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