“Lo que no medimos es que un día somos héroes, y otro, villanos”, Abdel Padilla, periodista

(Foto tomada de FB)
- A partir del caso del video que se divulgó de la presentadora de televisión, ¿cuál es el análisis que hace al respecto?
- Parece una cosa de locos, pero vivimos en un mundo en el que las personas se empeñan en individualizar sus maneras de comunicarse -teléfonos celulares, computadoras, tabletas, correos electrónicos- y al mismo tiempo hacen lo imposible por poner en evidencia su intimidad y hasta hacer de ella un "espectáculo".

Cada quien escribe y reinventa su autobiografía en las redes sociales en su condición de autor, narrador y protagonista de la misma obra, como dice la autora Paula Sibilia. Lo que no medimos es que un día somos héroes, y otro, villanos, y la elección no siempre depende de nosotros.

Para muestra medio botón: que tire la primera piedra quien se sintió directa o indirectamente afectado al ver su foto etiquetada sin previo consentimiento pero se desespera por postear o subir algún dato para ser aplaudido, aprobado y hasta consentido por sus "amigos".

Por ello y por otras razones estoy cada vez más convencido de que un uso apropiado de las redes sociales está directamente relacionado con los niveles de sobreexposición de nuestra intimidad. Mientras más muestras más te arriesgas, y como este circo está hecho de egos e hipocresías, jugamos y nos burlamos con la intimidad ajena hasta que los expuestos somos nosotros, con el pequeño gran agravante de que lo que se exhibe –voluntaria o involuntariamente– es indeleble y replicable.

- Una pistola puede servir para oprimir o para liberar, depende de los objetivos de quién la porte. Ahora bien, ¿podemos extrapolar esa idea y sostener que el problema de cierta forma radica en la gente y su conducta?
De las soberbias, la intelectual es la peor. Y esta manera de ser se ha exaltado en las redes sociales: lo que importa es estar y no tanto ser. A todos nos gusta que la gente interactúe con lo que compartimos; sin embargo, muchas veces lo hacemos desde un escalón por encima del resto.

En consecuencia, dejamos de ser ciberciudadanos simples y corrientes para ser jueces y referentes morales e intelectuales. Esto no es nuevo. Lo que sí es reciente es que antes te medían públicamente unos pocos opinadores públicos, hoy lo hace cualquiera sin importar si te conocen o no, sin importar si practican lo que dicen.

Hoy no sólo estamos expuestos a la crítica, sino también a la calumnia y hasta a la muerte civil, y todo a un simple clic.

- ¿Por dónde cree que pasa la solución a este problema?
¿Cómo evitar ser centro y la víctima de este circo romano? No exhibiendo nuestra intimidad ni jugar con la intimidad del resto.

En lo institucional, promoviendo leyes basadas en la autorregulación, ya que sobre todo no olvidemos que también tenemos frente a nosotros una gran oportunidad de horizontalizar las relaciones y democratizar la libre expresión.

Depende de nuestra educación y depende de nuestros niveles de respeto y tolerancia. Y esto se aprende en casa.


Nota relacionada: Internet y vida privada: cuando las redes sociales hieren 



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