“Nos mantenemos consecuentes porque tenemos programas de principios”, Vilma Plata Arnez, dirigente trotskista


Fotos: Freddy Barragán
La maestra Vilma Plata Arnez sostiene que los dirigentes trotskistas del país mantienen la consecuencia que les caracteriza porque ostentan un programa de principios, y eso marca su moral y conducta ética.

En esta entrevista, la dirigente desestima la vía “electoral” como un medio para llegar a la administración del Estado, y reafirma, más bien, la revolución como el método para alcanzar el socialismo.

En las recientes elecciones legislativas de Argentina, el Partido Obrero (PO), de corte trostkista, logró 4 diputaciones en Salta, una región considerada altamente conservadora. Pero ¿Aquella es una experiencia que puede emular el trotskismo boliviano? Plata lo rechaza enfática, y sostiene que esa vía no representa un avance, sino más expresa un camino recorrido, siempre, sin resultados.

Cita como ejemplo el caso del presidente de Chile Salvador Allende: “Murió justamente defendiendo la vía pacífica electoral, para llegar al socialismo... Es una experiencia práctica que nos está demostrando que no es posible”.

Esta dirigente afirma que la crisis mundial del capitalismo plantea dos alternativas ineludibles: o una revolución social o la barbarie del capitalismo. Sobre lo primero sostiene que las condiciones objetivas están dadas, aunque aún cree que falta madurar las condiciones subjetivas.
Plata sostuvo que de todos los países latinoamericanos, el trotskismo en Bolivia es el más avanzado por su madurez política y sus documentos programáticos. Esto gracias a un trabajo de “topo” realizado por el Partido Obrero Revolucionario, el cual se expresó en documentos que van desde la Tesis de Pulacayo hasta la Tesis de la Central Obrera Boliviana.

Según la dirigente aquellos textos constituyen lineamientos sobre los cuales debe enmarcarse la lucha estratégica de la clase obrera: alcanzar el poder y llegar a estructurar su propio gobierno de obreros y campesinos, a través del socialismo.
- ¿El trotskismo boliviano no piensa seguir el ejemplo de sus colegas en Argentina?

No, porque partimos de un balance objetivo, de dónde están en este momento los trabajadores. Cuál es el nivel de madurez que han alcanzado.
Si estuvieran las bases trabajadoras en este momento aplaudiendo al gobierno de turno, que es el MAS, detrás de él furiosamente ilusionados de que pueda cambiar el país –porque nos han traído el cuento de que estamos en un proceso de cambio, cuantitativo, supuestamente hacia un socialismo comunitario; pero el propio (Álvaro García)Linera se ha encargado de descartar esa posibilidad y ha dicho aquí no va haber ningún socialismo, lo más que podemos hablar es de capitalismo andino, pero capitalismo al fin, basado en la gran propiedad privada.

Entonces, ahora la situación del MAS ya no es que la gente tiene ilusiones en él. Más bien se están desprendiendo del MAS. Muchas capas y lo están repudiando. Los trabajadores están volviendo a su eje revolucionario y están manteniendo y acentuando su independencia política frente a la política burguesa del MAS.

Si ese es el proceso de maduración de los trabajadores de base, de estar luchando por su independencia política frente a la política de la burguesía, un verdadero partido revolucionario no puede volverlo a ilusionar en lo que están abandonado: es decir, las ilusiones democráticas, un gobierno democrático popular.

Entonces, en este momento, ese balance objetivo de dónde están los trabajadores nos permite a nosotros acompañar ese desprendimiento que hacen de las ilusiones democráticas y a profundizar ese proceso para plantar la posibilidad de la toma del poder independiente de la burguesía, con nuestros propios objetivos históricos.

- Por lo que refiere, el triunfo de trotskismo para legisladores en Argentina es en el fondo un retroceso ¿No es cierto?

En Argentina los trabajadores de base en general no se han desprendido de las ilusiones democráticas. Creen en la democracia burguesa. Ningún partido plantea la posibilidad del socialismo como una necesidad histórica. No lo dicen en las campañas para no asustar al electorado. Este es el caso del PO por ejemplo de Argentina. Pueden plantear sí en su plataforma de lucha reivindicaciones reformistas radicales, pero no van más allá.

La gran limitación a mi juicio del movimiento obrero argentino es que no han superado el nacionalismo burgués. Van de una fracción peronista a otra fracción peronista. Ahora mismo se han presentado varias fracciones peronistas. No han podido superar el nacionalismo burgués. En cambio los trabajadores bolivianos sí han superado el nacionalismo burgués en todas sus variantes, y bueno ahora de manera independiente están buscando conquistar el poder.

- Si el fin es la revolución ¿cuánto esperar las condiciones adecuadas o es que deben crearse?

Las condiciones objetivas para la revolución social están dadas, y están dadas a nivel mundial y se expresan en la crisis y en la descomposición del capitalismo como sociedad. Si no hay la dirección revolucionaria para terminar de sepultar a ese capitalismo putrefacto, se nos va venir la barbarie con todos sus rasgos.

Esas condiciones objetivas están súper maduras, lo que falta es la condición subjetiva, y ésta es el avance de las bases, de los trabajadores de las masas, en su madurez política, y lo más importante su partido revolucionario con una política revolucionaria que exprese con nitidez el objetivo estratégico de los trabajadores: la revolución para la instauración de un verdadero gobierno de obreros y campesinos ante el fracaso de la democracia burguesa como opción también aquí en Bolivia.

- ¿Qué se está haciendo para luchar contra los estereotipos que hay contra el trotskismo?

Se nos ve en realidad de muchas maneras. Todo depende del sector que tú hagas la entrevista o encuesta. Nosotros como militantes estamos en el medio de la lucha de clases. Yo lo noto hasta en las calles. Unos te expresan su aprecio, quien que sigas adelante, te animan y te admiran; y otros, directamente en la calle te pueden llegar a insultar. Esa es la expresión de la lucha de clases. Nos mantenemos consecuentes porque tenemos programas de principios y eso marca nuestra moral y nuestra ética.

Lenín dijo que todo revolucionario y su moral revolucionaria es aquella que puede hacer todo lo que le hacer que a la revolución y no hacer nada que le aleje de ella. Esa es la obsesión de un trotskismo y trabaja todos los días en los sindicatos, en las organizaciones populares para penetrar en el seno de los trabajadores, concientizar, elevar su madurez política porque la revolución lo van a hacer las masas, los trabajadores de base, sobrepasando inclusive a sus burócratas sindicales, convertidos en agentes del actual gobierno y que constituyen una muralla muy dura de sobre pasar. Entonces, nuestro trabajo es ese cotidiano de lograr pasitos para acercarnos a ese objetivo estratégico.
>>> Hoja de vida

Perfil: Vilma Plata es profesora, Milita en el trotskismo desde los años 80. Tuvo que afrontar las dictaduras en la clandestinidad.

Academia: Estudió en la UMSA en la facultad de Ciencias de la Educación, y también vivió y estudió en Buenos Aires.

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