Retratos de la revolución cubana: De la victoria de Playa Girón a buscarle sustituto a "casi todo"

Abecor
"Estos 50 años de aislamiento no han funcionado, es momento de cambiar de postura", sostuvo ese día Barack Obama. "Hemos acordado el restablecimiento de las relaciones diplomáticas", aseguró Raúl Castro. 

Con esas palabras los presidentes de Estados Unidos y Cuba abrieron el 17 de diciembre de 2014 un nuevo capítulo en el vínculo de ambos países. Entonces anunciaron un acuerdo para restablecer las relaciones diplomáticas.

La historia del periodo de enemistad entre los dos estados  incluye la invasión fallida que organizó la CIA a Bahía de Cochinos, el día en que Fidel Castro declaró socialista a la revolución cubana, y el "bloqueo" estadounidense... entre otros episodios.

Pero también comprende la caída y la extinción de la Unión Soviética, principal socio comercial de la isla hasta fines de los 80; el denominado "periodo especial" (la etapa de más carencia que vivió el pueblo cubano, tras la desaparición de la URSS); y hasta la "nueva ola" que llegó a la región cuando el presidente Hugo Chávez alcanzó el poder de Venezuela, y se convirtió en un importante aliado de Fidel.

En estas páginas, Ideas/La Frontera Dos presenta ocho estampas, ocho historias, contadas por cronistas, quienes relatan desde el aniversario 25 de la invasión frustrada de Bahía de Cochinos -quizá la primera victoria del régimen contra EEUU- hasta pasajes cotidianos sobre lo difícil que fue vivir en el "periodo especial", cuando se hizo tan difícil la superviviencia de la sociedad cubana.


Playa Girón y la Cuba socialista
La idea de la invasión de Bahía Cochinos fue tomando cuerpo a medida que Fidel Castro se radicalizaba y se acercaba a la Unión Soviética, aunque durante su exitosa gira por EEUU, en la primavera de 1959, a invitación de los editores de la prensa estadounidense, había declarado que no era comunista ni pretendía llevar a Cuba al comunismo.

El vicepresidente Richard Nixon habló en esa ocasión con Castro. "Estaba convencido -declaró después- de que Castro era tremendamente ingenuo respecto al comunismo o estaba bajo la disciplina comunista, y que habría que tratarle y habérnosla con él en consecuencia".

(Fragmento de Playa Girón, trampolín de Cuba hacia la definición socialista, de Juan Carlos Salazar, publicado el 12 de abril de 1986)


Una "tierra de nadie" sembrada de minas
Nada parece alterar la tranquilidad de Caimanera, el "heroico" pueblo del extremo sudoriental de Cuba que colinda con la base de Guantánamo. Desde la garita número 13, donde ondea la bandera de las barras y las estrellas, los Marines estadounidenses pueden divisar los gigantescos letreros que proclaman "Cuba, territorio libre de América" y "Socialismo o muerte.

Decenas de torres de vigilancia se levantan a uno y otro lado de la cerca metálica, sobre una "tierra de nadie" sembrada de 79.000 minas antipersonales y antitanques. Por la inmensa bahía, entran y salen portaviones, acorazados, subamarinos y buques anfibios, en una actividad cuya intensidad suele servir de termómetro para medir las tensiones bilaterales.

(Fragmento de Un batallón de mujeres para vigilar a los "Yanquis" de Juan Carlos Salazar)

El eslabón más débil: el petróleo
La noticia de la agencia alemana DPA daba cuenta que a fines de los 80 Cuba temía que la colaboración económica y comercial con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas se cortarse por el eslabón más débil: el petróleo.

También contaba que las autoridades de la isla anunciaron medidas técnicas de ahorro energético para hacer frente a una eventual suspensión o reducción de los suministros de combustible que recibía la isla para el consumo interno y -además- para la reexportación. Se consideraba que el petróleo soviético era una de las principales fuentes de divisas de la isla.

Cuba y la Unión Soviética habían renovado acuerdos de colaboración económica y comercial para 1990, por un monto de 9.200 millones de rublos, que aseguran a Cuba el abastecimiento de petróleo, cereales, maquinaria y la compra de azúcar, cítricos y medicinas entre otros productos. Sin embargo las autoridades cubanas temían que la situación de la URSS pueda impedir cumplir con los acuerdos.

(Basado en Cuba Teme que la colaboración Soviética se corte por el eslabón más débil: el petróleo, de Juan Carlos Salazar).

Cuba se prepara para sobrevivir
"Tenemos que estar preparados", ha dicho Fidel al advertir a la población sobre la posible adopción de "medidas excepcionales" para hacer frente a tiempos igualmente excepcionales. "¿Qué haríamos si cada día tuviéramos menos combustible, si nos viéramos obligados a parar cosas, qué pararíamos, por dónde empezar?", preguntó: "Si las circunstancias siguen agravándose, tendremos que escoger entre esto y lo otro".

Cuba, que vive bajo el bloqueo estadounidense desde hace 30 años, ha comenzado a sentir los efectos de derrumbe socialista en Europa del Este, así como las dificultades internas que conmueven a su principal abastecedor, la Unión Soviética. Hace cinco meses, un retraso en el suministro de harina obligó a Castro a aumentar el precio del pan por primera vez en tres décadas.

(Fragmento de Cuba se prepara para la supervivencia de Juan Carlos Salazar)

Un día sin mercado negro
Intento imaginar unas increíbles 24 horas en que no tenga que apelar al mercado informal. Qué tal un día sin la leche comprada a los que tocan mi puerta y que suple la ausencia de lácteos –en el mercado racionado- para los que tenemos más de siete años y menos de sesenta y cinco. No concibo una jornada sin zambullirme en el mercado negro para comprar huevos, aceite o salsa de tomate. Incluso para adquirir un cucurucho, debo pasar la línea de la ilegalidad.

Si estoy urgida de llegar a algún lugar, lo más probable es que tenga que montarme en un taxi sin licencia. Ni hablar de la amplia gama de trabajadores underground a los que tengo que apelar cuando se rompe la lavadora, se tapa la hornilla del gas o la ducha deja de funcionar. Todos ellos –en la sombra- apuntalan mí día a día y suplen los limitados servicios que brinda el Estado.

Hasta el periódico debo comprarlo, a sobreprecio, a los viejitos que –despiertos desde el amanecer- adquieren todos los ejemplares del Granma y Juventud Rebelde para revenderlos y compensar así sus reducidas pensiones. (…) Yo no sé ustedes, pero yo no puedo vivir un día sin el mercado negro.

(Extraído del libro Cuba Libre de Yoani Sánchez 6 de enero de 2008)

Matrimonio sin patrimonio

Dos de mis amigos se casaron en la década de los 90 para comprar el cake y las cervezas que asignaba el mercado racionado en caso de bodas. No eran una pareja y jamás habían intercambiado algo más que un abrazo, pero la reventa de la bebida y del azucarado pastel les produjo suficiente dinero para vivir varios meses cada uno por su lado. Como ellos, un montón de gente firmó el acta matrimonial a la espera de los ansiados productos y de las tres noches de luna de miel en un hotel, cotizadas a muy buen precio en el mercado negro.

Con esas referencias alrededor, me cuesta tomarme en serio la firma de un contrato matrimonial. Vivo desde hace un montón de años bajo una unión consensuada sin rastro de papeles. Así mismo, muchos de mis conocidos cohabitan con su pareja con la que jamás han pisado una notaría o certificado su unión. No se trata sólo de una moda posmoderna e irreverente, sino de la pérdida del sentido de rubricar el matrimonio. Entre los motivos de ese desvanecimiento está la ausencia de un patrimonio familiar que preservar con la firma de un contrato (…).

(El texto extraído del libro Cuba Libre de Yoani Sánchez, se publicó el 20 de noviembre de 2008)


Encontrarle sustituto a todo
La crisis económica en Cuba nos obligó a encontrarle sustituto a casi todo, incluso a los cosméticos. En la década de los 90, el betún de lustrar los zapatos se usó para resaltar las pestañas, el detergente de fregar se convirtió en champú y el vinagre en suavizador.

Una amiga muy humilde se sintió aliviada cuando descubrió que podía pasar un pañuelo por las paredes –pintadas con cal- y con él empolvarse la cara. El laxante se dejaba reposar para que flotara el aceite mineral que contenía y se usaba como bronceador de piel.

En una muda complicidad, hombres y mujeres concertaron desvestirse con la luz apagada y así no revelar los huecos y los zurcidos de su ropa interior. Lo más humillante fue retornar a la costumbre de nuestras abuelas de lavar las compresas en los días de la menstruación o quedarnos en casa –sentadas en el servicio- cuando llegaba el ciclo de la luna.

(Texto extraído del libro Cuba Libre de Yoani Sánchez, se publicó 13 de septiembre de 2009).


La nueva "ola"
"(Hugo) Chávez me contó que mientras estaba en la cárcel leyó una entrevista con (Fidel) Castro que le impresionó profundamente. La economía cubana estaba hundiéndose en aquella época, a causa de la brusca suspensión de las ayudas soviéticas. "Fidel me decía: "Antes o después vendrá otra ola. El pueblo latinoamericano despertará y habrá otra ola, y tendrán que verla". Bueno, pues esa ola está aquí -Chávez golpeó el brazo de la silla- y si alguien no la ve, es porque está ciego, y si no la sienten es porque está muerto".

Cuba, desde 2001, viene recibiendo cargamentos de petróleo venezolano, cuyo valor se estima en 2.500 millones de dólares año, a cambio de millares de profesores, entrenadores deportivos y médicos cubanos, que trabajan en los barrios más pobres de las ciudades y en las zonas rurales. Miles de venezolanos cursan estudios en Cuba y más de cien mil venezolanos con problemas oculares han ido a Cuba para recibir tratamiento especializado.

(Fragmento de Carta desde Caracas: El heredero de Fidel, publicado el 23 de junio de 2008 de Jon Lee Anderson)

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