Transformación de la justicia: de la expectativa a la desilusión (Itinerario de un proceso que fracasó)

Abecor

La noticia no dejaba lugar a dudas sobre la esperanza que el Ejecutivo depositaba en la elección judicial. El 14 de octubre de 2011, la entonces ministra de Justicia, Nilda Copa, cargaba certidumbre en unos comicios por demás inéditos. “El proceso de revolución judicial empieza aquí”, sostenía.

Así, mientras desde sectores de la oposición abundaban cuestionamientos a los primeras elecciones judiciales -debido sobre todo a la forma de encarar la preselección de los candidatos (donde no se tomó en cuenta la meritocracia)-, en el oficialismo prevalecía la idea de que se iniciaba una “profunda transformación de la justicia”.

No era para menos. Por primera vez se elegiría a los magistrados del Órgano Judicial vía voto popular. Se trataba de la carta de apuesta del oficialismo en pos de un cambio en este ámbito.

Las declaraciones del presidente Evo Morales sirven para retratar este proceso: “En la administración de justicia siempre gana la plata y no la verdadera justicia. Tenemos que cambiar eso pero con el voto del pueblo”, dijo el Presidente el 22 de mayo de ese año.

Las elecciones son un mandato de la Constitución Política del Estado, que fue puesta en vigencia en febrero de 2009. Los comicios representaban el primer paso en la transición del “Poder Judicial de la República” hacia la consolidación del nuevo “Órgano Judicial del Estado Plurinacional”.

Antes de esas elecciones, los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, del Tribunal Agroambiental, del Tribunal Constitucional Plurinacional y los integrantes del Consejo de la Magistratura eran designados por el Congreso por un periodo de diez años. Ahora se los elige por seis gestiones.

Los votos y las ausencias

El 16 de octubre de 2011, muchos bolivianos asistieron a votar a los recintos con la idea de que con su papeleta de sufragio iba a cambiar la historia de la justicia. Meses antes de esa fecha, Morales incluso llegó a asumir al proceso eleccionario como un reto propio.

“Estoy seguro que en esta elección del Órgano Judicial otra vez vamos a ganar con 60, 70% con 90;
100% en las comunidades campesinas, porque necesitamos autoridades que no son resultado del cuoteo, de la distribución de los partidos, sino que sea resultado de la elección del pueblo boliviano”, aseguró.

Pero no fue así. El proceso eleccionario estuvo marcado por una elevada abstención de la gente, que fue la más alta de las últimas elecciones: llegó a la cifra del 20,3%; y por la gran cantidad de votos nulos y blancos (los votos nulos sobrepasaron el 30%; y los blancos, el 20%).

La desilusión

Si 2011 fue el año de las expresiones de esperanza sobre el cambio de la justicia, el 2014 debe recordarse para la posteridad como el año de las manifestaciones de desilusión. El 11 de febrero de 2014, el presidente Morales reconoció que aún había problemas en algunas estructuras del Estado, y que una de esas instancias era la justicia.

“Yo quiero decir la verdad, aunque algunos se molesten. Creo que en vano incorporamos poncho y pollera en la justicia. No cambia nada, ésa es mi pequeña evaluación”, aseguró entonces.

Entonces, la valoración presidencial fue demoledora. Pero aun así, Morales guardaba confianza en que algo podría cambiar el curso del panorama. “Todavía tienen tiempo para cambiar la justicia”, les decía a los operadores judiciales.

No obstante, para fines de 2014 el horizonte ensombreció. “El fondo es que la justicia está podrida”, sostuvo el vicepresidente Álvaro García Linera, el pasado 8 de diciembre, en referencia al caso de la muerte del bebé Alexander.

Esta semana el presidente Morales confirmó el diagnóstico. Durante la inauguración de las actividades del Ministerio Público, el Jefe de Estado aseguró que “el pueblo no se siente protegido por la justicia”, y que más bien es “víctima” de ella. Luego de aquello planteó un referendo para “revolucionar” este ámbito.

Antes de aquello, el Jefe de Estado recordó que durante el proceso de elección de las autoridades judiciales había mucha expectativa en el mundo sobre cómo iba a desarrollarse ese proceso. Sin embargo, sostuvo que en vez de mejorar la justicia, ésta “ha empeorado”.

Quienes seguramente lo seguían por radio deben mantener en la cabeza el revoloteo que causó uno de los lamentos que expresó el Mandatario sobre lo que pudo ser y no fue en la justicia boliviana: “Estuvimos en la mira de la comunidad internacional”, dijo.

>>> Puntos de vista

Gonzalo Mendieta Abogado y analista político

“Una admisión, sin decirlo, del terrible fracaso”

El planteamiento de referendo es una admisión, sin decirlo, del terrible fracaso, de la apuesta a la elección de magistrados como la panacea universal de la justicia boliviana.

A la vez, el presidente Evo Morales toma la iniciativa, precisamente para que no le estalle el asunto entre las manos y pueda más bien ser él reformador. De hecho su ausencia en el día inicial del año judicial mostraba eso también. Era un gesto.

Creo que todo esto pasa por dos soluciones, que por sí mismas tampoco entrañan la solución definitiva, que son: 1) modificar el tema de la elección de magistrados; y, 2) revocar el mandato de las máximas autoridades del Órgano Judicial. Pero, no puede ser sólo eso. El Presidente habló en un momento de una especie de comisión. Los grandes anuncios en este tema hace 20 años no funcionan. Si recordamos el Consejo de la Judicatura fue objeto de las reformas a la Constitución anterior al 94 y también se festejó como si fuera la gran transición hacia la nueva justicia. Y aquí estamos 20 años después.
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Jorge Dulón, analista político

“Elecciones, un intento fallido por romper esquemas”

Las elecciones fueron un intento fallido por romper esquemas institucionales: el nombramiento de personas representativas y destacadas como representantes de la justicia.

Ha sido un grave error porque en nuestro país no existe todavía la cualificación de la participación ciudadana. Generalmente el voto está vinculado a una campaña y no necesariamente a una propuesta.

Además, no hay conocimiento de la gente sobre los distintos espacios dentro del Órgano Judicial. Hay distintas instancias, roles y poderes, y eso tampoco es conocido por la gente. Entonces, menos se le puede pedir que conozcan el perfil de las personas que se postularon.

Considero que tampoco se tomó la previsión de que los postulantes sean expertos. Entonces, por eso están dando un paso atrás. Están utilizando el referéndum como un mecanismo de legitimación para volver a lo que antes existía.

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