Tendencia: El rostro del proceso es menos indígena y “pachamamista” que en 2006

Abecor
Un antropólogo y una investigadora analizan los ejes principales en los que consideran cambió el proceso: el discurso indígena, que tiene su correlato en un nuevo relacionamiento MAS-originarios, y la defensa de la Madre Tierra, que alcanzó un punto de inflexión con el caso TIPNIS.

"Los invito a que se sientan orgullosos de los pueblos indígenas, que son la reserva moral de la humanidad", fue una de las referencias que expresó Evo Morales el 22 de enero 2006, cuando brindó su primer discurso como Presidente.

No fue la única. Entonces, además de aquello, Morales manifestó que los indígenas fueron marginados "históricamente" y que ese sector no había tenido nada qué ver en temas como la elevada deuda externa que cargaba entonces el país. "No somos responsables de semejante endeudamiento", sostuvo.

En suma, el Jefe de Estado hablaba desde un sector de la población que por primera vez llegaba al Palacio (un recorrido que no estuvo exento de varias vicisitudes). Incluso citó el dato de que en el censo del 2001, más del 60% de los bolivianos se identificaba como parte de un pueblo indígena. Con ello, además, esperaba un cambio en la cultura política vigente hasta entonces.

"El movimiento indígena originario no es excluyente; es incluyente. Ojalá otros señores también aprendan de nosotros", expresó.

Aquello contrasta con el discurso que pronunció el pasado 22 de enero, cuando no hubo referencias parecidas a las que manifestó sobre los pueblos indígenas en 2006. En cambio, sí hizo alusión a los movimientos sociales, en general, a quienes atribuyó los buenos resultados de su gestión.

"Si tenemos estos resultados hasta ahora, es gracias al apoyo de todos los movimientos sociales (...). El pueblo boliviano está organizado en los movimientos sociales", aseveró.

¿Qué es lo que pasó? El antropólogo y sacerdote jesuita Xavier Albó y la investigadora Jenny Ybarnegaray coinciden en que estamos vislumbrando los cambios que experimenta el proceso político que lidera el Movimiento Al Socialismo (MAS). Dos son los principales, según los entrevistados: el discurso indígena y la defensa de la Madre Tierra.

En todo caso, Albó refiere que no se puede hablar de una "ruptura" con los dos elementos indicados, sino de una "tendencia", que si no se la rectifica puede llegar a afianzarse.

"Antes del 2006 se hablaba nomás desde abajo. Ahora, al estar arriba, (el MAS) se da cuenta de que debe tomar en cuenta a todos los actores. No se puede insistir en un punto sin tomar en cuenta la correlación de fuerzas con otros; y ha aprendido a gobernar", afirma Albó.

Ybarnegaray sostiene que el "proceso de cambio" se inauguró con una "perspectiva" ambiciosa, que tuvo su principal expresión en la llegada de un Presidente de origen indígena al poder.

"La Presidencia de Evo Morales en Palacio de Gobierno significó un viraje en la tradición política boliviana, inspirada en un republicanismo criollo de corte racista, bastante escondido", afirma. No obstante, según la especialista, ese impulso indígena fue abandonado por el propio Gobierno.

El origen de todo

Entre 2006 y 2015 ocurrieron varios acontecimientos políticos. Entre ellos: la polarización política que vivió el país, que al final se inclinó a favor del MAS; la puesta en marcha de la nueva Constitución Política del Estado; y el triunfo del partido de Gobierno en 2009, que estuvo acompañado, además, con el logro de conseguir los dos tercios en el Legislativo y permitió el comienzo de la construcción del nuevo Estado Plurinacional.

Albó explica que cuando el MAS logró los dos tercios, ocurrió "un doble efecto": por un lado, el partido oficialista tuvo que aprender "a ser gobierno para todos"; pero al mismo tiempo, emergió una inclinación en el masismo a perdurar en el poder.

"Yo creo que ha pasado a un primer plano -y esto es más negativo-, (el hecho de decir) ‘ya que estamos en el poder, ahora tenemos que estar seguros que no lo perdemos’; y se engolosinan con el poder", asegura Albó.

Este especialista sostiene que a partir de ese tamiz se puede detectar cómo cambió la relación del Gobierno con algunos sectores originarios. "Los sectores indígenas que no tienen mucho potencial electoral, ésos les interesan menos", afirma.

Este antropólogo sostiene que aún hay un "compromiso evidente" en el gobierno con los pueblos originarios, aunque aquello "ha quedado reducido a los pueblos indígenas que son más cercanos a ellos". La CICOB y Conamaq sufrieron problemas internos, que resultaron en divisiones, porque enfrentaron en su seno una pugna entre sectores afines al Ejecutivo y quienes son críticos al MAS.

En ese punto coincide Ybarnegaray, quien afirma que lo indígena originario "ha dejado de ser lo importante" para el Ejecutivo y que "todos los cambios que han ofrecido, han sido en el marco de lo simbólico, de lo discursivo".

Indígenas en altos cargos

Al inicio del proceso político, la "presencia indígena" en la administración del Estado se la pudo percibir en las presidencias de las cámaras del Órgano Legislativo. En enero de 2006, asumieron en esos cargos Santos Ramírez, en el Senado; y Edmundo Novillo, en la Cámara de Diputados. En su discurso del 22 de enero de ese año, Morales dijo que ambos eran "de origen indígena" y que habían logrado estudiar "gracias a su esfuerzo y a sus familias".

En la actualidad quienes regentan esos puestos forman parte de otra capa de la sociedad. José Alberto Gonzales, presidente del Senado, es periodista y conocido como Gringo; y Gabriela Montaño, presidenta de la Cámara de Diputados, es médica de profesión y representa a Santa Cruz.

Albó vislumbra que una señal importante de la presencia indígena en la estructura del Estado está dada en la permanencia de David Choquehuanca, como canciller.

"Siempre se ha dicho que Choquehuanca viene a ser la conciencia aymara del Evo. Algunos piensan que es un florero, yo no estoy nada de acuerdo con eso porque le veo hacer cosas que demuestran que tiene habilidad", asegura.

También menciona la designación de Marianela Paco, como ministra de Comunicación, que "es mucho más indígena que la anterior (...). Veremos cómo lo hace, pero no deja de ser una señal", afirma.

Otro punto donde se ve una tendencia de cambio es en la defensa de la Madre Tierra. Albó sostiene que "el discurso internacional es mucho más valiente que el discurso que se hace dentro del país. Se dice Madre Tierra, pero después no se la respeta tanto como se la tendría que respetar".

En su discurso del 22 de enero pasado, Morales dijo que "vamos a industrializar nuestros recursos naturales", respetando los derechos de la Madre Tierra.

Ybarnegaray afirma que el conflicto del TIPNIS (2011) demostró el abandono de esa postura, dado que si se seguía esa línea nunca debió haber ocurrido. "Es el contrasentido más absoluto", asegura.

Los ejes discursivos de 2006 y 2015
Lo indígena originario Una de las cosas que más se puede destacar del discurso que pronunció el presidente Evo Morales el 22 de enero de 2006 son sus referencias a los pueblos indígenas. Entonces refirió que éstos "son la reserva moral de la humanidad". En temas como la autonomía, el Jefe de Estado sostuvo que "los pueblos indígenas y originarios, históricamente, antes de la vida republicana de Bolivia, lucharon por la autodeterminación". Además, mencionó que la autonomía no era "un invento de nadie", sino que representa "la lucha de los pueblos indígenas de toda América".

Austeridad Un punto nodal del discurso del 22 de enero de 2006 fue el referido a la moderación en los gastos públicos. Morales dijo que "en esta primera etapa vamos a aplicar una fuerte política de austeridad". Entonces, lamentó que el salario mínimo fuera de 450 bolivianos y que el sueldo de los parlamentarios sobrepasara los 20.000 bolivianos. "El Presidente gana 27.000, 28.000 bolivianos y el salario básico es de 450 bolivianos. Por moral, por nuestro país, tenemos la obligación de rebajarnos el 50% de nuestros salarios", sostuvo.

Sobre EEUU En su alocución del 22 de enero de 2006, Morales se refirió a EEUU en dos oportunidades: 1) Cuando agradeció la visita del representante de ese país, Thomas Shannon, y contó que un día anterior fue a su vivienda para expresarle que debía fortalecerse las relaciones bilaterales entre ambos países, además de desearle éxito en el Gobierno. "Tenemos apoyo internacional, hay solidaridad internacional", afirmó Morales; y 2) cuando sostuvo que estaba dispuesto a pactar "una alianza" con EEUU en lucha contra el narcotráfico, pero sin sometimiento ni condicionamientos.

Los movimientos sociales En su discurso del 22 de enero de este año, Morales dijo que nunca se sintió "abandonado por nuestros movimientos sociales" y que si bien tuvo "algunas diferencias", éstas se debatieron de forma democrática. También expresó que los buenos resultados de su gestión de Gobierno "es gracias al apoyo de todos los movimientos sociales". El Jefe de Estado además expresó: "Qué tan importante había sido escuchar a todos los movimientos sociales, el pueblo está organizado en los movimientos sociales".

Estabilidad política Uno de los puntos destacados del discurso del 22 de enero pasado de Morales fue la referencia a la estabilidad política que vive el país desde 2006. "Ahora, estamos cumpliendo nueve años de Presidente y Vicepresidente de este proceso de cambio, nuevamente ratificados, demuestra que tenemos democracia y además de eso tenemos nuestra estabilidad política, eso me sorprende a mí", aseguró el Jefe de Estado.

EEUU-DEA En su discurso del 22 de enero pasado, el presidente Morales se refirió a Estados Unidos en una oportunidad, cuando le tocó hablar sobre la lucha contra el narcotráfico. El Jefe de Estado sostuvo que cuando en Bolivia "mandaba" la DEA había 34.000 hectáreas de coca. En cambio, el 2014 se registraron 22.000 hectáreas. Eso demuestra, dijo, el resultado de la nacionalización de la lucha contra el narcotráfico. "Ahora estamos mejor en la lucha contra el narcotráfico, sin la base militar y sin la DEA norteamericana. Eso se llama dignificar y sentar soberanía en Bolivia".

0 comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios