El punto de inflexión: el 14-2 de La Haya


La decisión de la CIJ marca un antes y un después. En Chile, además de la postura "dura", se detectan líneas de pensamiento disidentes y hasta propositivas. En Bolivia, a la par de proseguir con la demanda, se propone abrir el diálogo. ¿Llegó la hora de diseñar una estrategia negociadora?

14-2 es un resultado que quedará para la posteridad. Expresa la cantidad de jueces de La Haya que votaron en favor de que esa corte se declare competente para tratar la demanda marítima, pero también marca un punto de inflexión en el proceso de la causa nacional.

No es para menos. El fallo que dictó la Corte Internacional de Justicia (CIJ), respecto de su competencia, generó revuelo en Bolivia y en Chile, países en controversia. Y es que mientras aquel histórico 24 de septiembre se desataba la algarabía de más de un boliviano por el resultado del tribunal, en el país vecino, la presidenta Michelle Bachelet -flanqueada por dirigentes políticos de su nación- declaraba que "Bolivia no ha ganado nada".

Sin embargo, los acontecimientos e incidentes posteriores a la lectura del fallo dejaron ver al menos tres líneas de pensamiento en ese país: 1) La que expresa la llamada posición "dura", afincada con gran fuerza –da la impresión- en la clase política mayoritaria, la que incluso plantea abandonar el pacto de Bogotá por su desconfianza en La Haya; 2) la de quienes cuestionan al gobierno de Bachelet por no reconocer que el fallo es una "derrota", y que habla de un alejamiento entre el Gobierno y la sociedad chilena; y 3) la línea de pensamiento que expresa que ésta es una oportunidad para negociar de cara a la proyección de futuro de ese país en la región.

Sobre la primera, Mesa en Chile mencionó lo siguiente: "No hay la menor duda, la posición chilena es dura, no parece que tenga ninguna posibilidad de cambiar en corto tiempo y en ese contexto el Gobierno boliviano tiene que ser consciente de que su oferta de diálogo -que yo respaldo- es importante y muestra nuestra voluntad pacifista y la opción de un camino alternativo. No va a ser fácil".

En referencia a la segunda se debe mencionar, por ejemplo, la postura del diputado chileno Ernesto Silva, quien en su artículo La Haya, ¿verdadero o falso?, sostuvo que "mientras el gobierno de la presidenta Bachelet siga en su dinámica de no enfrentar la realidad con la verdad, los chilenos se van a distanciar cada vez más de ella, de su gobierno y de la política en general".

La tercera línea de pensamiento se caracteriza por planteamientos como que la derrota le "cambia el eje" a Chile o que "es el momento del viraje y la política".

Los especialistas Cyntia Páez y Claudio López en el artículo Bolivia: negociemos hoy, afirmaron: "Veamos la demanda boliviana en La Haya como una oportunidad. Aprovechemos la negociación. Adelantémonos y sorprendamos a La Paz. No nos limitemos a que la Corte Internacional dicte nuestro actuar en política exterior. Seamos quienes rayen la cancha. Dejemos de ser reactivos y seamos proactivos. Sentémonos a negociar y con miras al futuro, basados en cómo queremos ser de aquí a 20, 30 o 50 años plazo".

El cambio en Bolivia

Si en Chile se ha generado ese tipo de posturas, en Bolivia otro es el matiz. Tras conocer el fallo, el presidente Evo Morales celebró la decisión de la Corte y llamó a Chile a sentarse a la mesa del diálogo, bajo la premisa de que ninguno de los dos países pierda.

"Quiero decirle al pueblo chileno que no queremos ganadores ni perdedores, sino que juntos ganemos por el beneficio de los pueblos"; "convoco a un diálogo para resolver (la demanda) en vez de que seamos juzgados por organismos internacionales", fueron algunas de las frases que expresó el Jefe de Estado, en las últimas dos semanas.

El excanciller Agustín Saavedra Weise explica que Bolivia ha manifestado dos condiciones, tras conocerse el fallo de la CIJ. La primera es que seguirá adelante con la demanda marítima; y la segunda, que también está dispuesta a negociar.

"Bolivia tiene que seguir adelante con su demanda, máxime después que la Corte se ha declarado competente. Pero esto no está reñido con una posibilidad de diálogo", asegura.

Mientras que el excanciller Javier Murillo de la Rocha afirma que "hay que seguir con la tarea informativa, la comunidad internacional; hay que estar atentos a todos los movimientos de la Corte; hay que ir pensando en una estrategia negociadora, que debe ser meditada con mucho cuidado y por lo tanto estar siempre preparados, de manera que no exista, como no ha existido hasta el momento ninguna improvisación".

¿La diplomacia, en escena?

El nuevo contexto que generó el fallo sobre la competencia de La Haya nos deja ver hoy a una Bolivia con la iniciativa política (con el llamado al diálogo). En ese marco, la diplomacia se muestra como una vía que puede dar luces al respecto para lograr resultados, a la par de ir con la demanda, según los consultados.

"No hay que olvidar que la política modifica, extingue o crea situaciones jurídicas. La política siempre es más fuerte que el derecho. Entonces, yo creo que poder volver a la vieja diplomacia, buscar mecanismos de negociación que procuren entendimientos, puede ser algo muy conveniente para las partes", sostiene Saavedra Weise.

Este excanciller agrega que "lo mejor sería tratar de sentarse a dialogar y lograr un entendimiento constructivo, en paralelo al juicio que se sigue, y quién lo dice, si el entendimiento es sólido a lo mejor las cosas priman más por el lado diplomático que por el lado jurídico. Todo es posible".

Una de las preguntas al respecto es si al final La Haya, en el mejor escenario, falla que Chile tiene la obligación de negociar con Bolivia una salida soberana ¿no será pertinente preparar una estrategia de negociación, la que incluso pueda correr desde ya, en el marco del llamado al diálogo?

Hay que tener presente que "una posible negociación y posterior solución al problema marítimo boliviano está condicionada a ciertas premisas esenciales y necesarias para poner en marcha la estrategia de aproximaciones sucesivas", explica Fernando Salazar Paredes, internacionalista y exembajador de Bolivia ante la Organización de Estados Americanos (OEA).

Salazar es quien negoció la resolución del 18 de noviembre de 1983 de ese organismo internacional, que logró que incluso fuera aprobada por Chile. En el documento se exhortaba a Bolivia y Chile a que "inicien un proceso de acercamiento de los pueblos boliviano y chileno orientado a superar en especial una fórmula que haga posible dar a Bolivia una salida soberana al océano Pacífico sobre bases que consulten las recíprocas conveniencias y los derechos e intereses de las partes involucradas".

El especialista detalla al menos seis premisas necesarias para entablar un proceso de negociación hoy: 1) Un contexto bilateral favorable; 2) confianza mutua y cambio de mentalidad de las partes; 3) coincidencia de intereses de las partes; 4) restablecimiento de relaciones diplomáticas; 5) disminución de asimetrías de factores de poder; y 6) propuestas de solución concretas, realistas y viables.

Sobre el primer criterio, Salazar Paredes menciona que en este momento no existe un contexto bilateral favorable. Sin embargo, cree que "hay que crearlo" y agrega que "la excelente presentación de Carlos Mesa en Santiago puede ser un comienzo".

Este internacionalista asegura también que la descolonización debe llegar a este ámbito. "No podemos esperar que la fórmula o el planteamiento de solución venga de Chile, venga de afuera. El planteamiento tiene que originarse en nosotros. Cualquier planteamiento que venga de Chile obedecerá, como es lógico, a los intereses chilenos", explica.

Agustín Saavedra Weise, excanciller

"La política, más fuerte que el derecho"

Yo creo que diálogo y demanda no está reñida una cosa con la otra, porque los plazos de la demanda, tal como la propia Corte Internacional de Justicia lo señala, son plazos largos. La Corte se da su tiempo, da el tiempo a Chile para su contramemoria. Vienen los alegatos, dúplica, réplica, el tiempo mismo que se dé la Corte, etc. Luego vendrá el proceso mismo de negociación; habrá que ver bajo qué parámetros, bajo qué condicionamientos, bajo qué mecanismo se inicia; cuál será la voluntad política de Chile en esa época para realizarlo, si el fallo, como esperamos todos, es favorable a nosotros.

No hay que olvidar que la política modifica, extingue o crea situaciones jurídicas. La política siempre es más fuerte que el derecho. Entonces, yo creo que poder volver a la vieja diplomacia, buscar mecanismos de negociación que procuren entendimientos, puede ser algo muy conveniente para las partes. No solamente para nosotros, sino para Chile.

No sólo porque Chile nos ha hecho innumerables promesas, sino porque su propia Presidenta lo ha dicho esta semana en la setentava Asamblea General de Naciones Unidas: que Chile tiene una de las costas más extensas del mundo. Entonces, el mundo qué va a pensar de que un país que tiene una de las costas más extensas del mundo, casi 10.000 kilómetros, es incapaz de cederle a Bolivia un corredor marítimo, sobre un territorio que además Bolivia tuvo. No le está regalando.

Javier Murillo de la Rocha, excanciller

"Estamos bien encaminados"

Bolivia debe proseguir el proceso con tranquilidad y con optimismo. Tranquilidad porque se abre una etapa importante, en la que ya se comienza a tratar el tema de fondo. Una vez que se ha despejado el camino con la decisión que ha tomado la Corte Internacional de Justicia de rechazar la objeción preliminar presentada por Chile, en ese propósito de obstruir el camino y terminar con la demanda boliviana y eso se ha despejado y por lo tanto eso tiene que proseguir el trámite que corresponde.

Chile tiene hasta julio para presentar la contramemoria. Entonces, ya tiene que contestar sobre los argumentos de fondo, y luego se suceden las otras etapas que son la réplica, la dúplica, luego la fase oral del proceso, donde las partes refuerzan sus argumentos, complementan sus argumentos y a partir de ese momento ya viene una etapa bastante prolongada en la que la Corte comienza a estudiar los argumentos de fondo de ambas partes. Las posiciones de ambas partes.

Digo con serenidad porque estamos bien encaminados y con optimismo porque yo confío en la solidez de los argumentos que ha presentado Bolivia en su demanda, en sus fundamentos, confío en esa solidez y por lo que hemos visto, por la decisión única que ha tomado la Corte, confío también en la alta ponderación de los magistrados para cumplir esa misión importantísima que tienen, de contribuir a la solución de los litigios y los diferendos entre los países que los confrontan.

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